DICCIONARIO SAMPEDRO, José Luis Sampedro

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JOSÉ LUIS SAMPEDRO, Diccionario Sampedro, Debate, Barcelona, 2016, 178 páginas.

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Olga Lucas en Mi libretita y mi diccionario (pp. 9-11) señala que "con estas cincuenta voces ordenadas alfabéticamente se intenta acercar al público lector el pensamiento de José Luis Sampedro y el reflejo del mismo en su obra literaria expresado por sus personajes". 
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AMOR

   Yo tendría nueve años cuando apareció en el cortijo de sus tíos por primera vez; ella andaría por los trece o catorce. Solían considerarla como una niña mimada y, efectivamente, era caprichosa, impulsiva, exigente y disponía de todo y de todos. De mí, claro, como de un pequeño sirviente muy a mano (...) Yo saltaba a su voz como un perrito amaestrado. Viéndola pensaba en los ángeles y en las hadas de los cuentos, con su largo y suelto cabello rubio, que flotaba en el aire cuando se acercaba a caballo, pues le gustaba montar en una jaquita. Poco a poco mi visión se hizo más terrenal, en parte tras oír más de una vez los ardorosos comentarios de los gañanes aludiéndola pero no por eso se enturbió mi adoración. Siguió siendo un ídolo, una reina absoluta, sólo que en vez de admirar su cabello de amazona, me faltaba la respiración cuando pasaba en bicicleta, descubriendo fugazmente unos muslos que luego en mi jergón nocturno encendía mis insomnios... ¡La Duquesita! No volví a verla nunca desde mi destierro del paraíso. Pero fue el Amor, acariciándome antes de presentarse como amor.

La senda del drago, 2006

DIFERENTES

   Cada uno de nosotros, de los seres vivos y de los seres humanos, es un ejemplar diferente y esa diferencia no solo tiene el derecho sino el deber de expresarse.

Megalibro, 2000

MUERTE

   [...] La sociedad nos escamotea la idea de la muerte en lugar de reconocer que la muerte es el coronamiento de la vida, que forma parte de ella, que es el episodio final, la bajada del telón, ¿verdad? En vez de educarnos en esa idea, escamotean el momento, prescinden del telón y no nos habitúan a pensar que uno es mortal. Eso, en otras sociedades, en la sociedad clásica, era al contrario. Y los reyes tenían bufones que les recordaban que eran mortales y cosas de ésas, porque eso es útil para enfocar la vida y para ver cómo hay que vivir. Ahora no. Ahora entre hospitales, centros para terminales, sanatorios y demás, nadie muere en casa, todo lo relativo a la muerte ocurre lejos y eso dificulta la aceptación de la muerte como algo natural. Para mí es un defecto de la sociedad.

La ciencia y la vida, 2008

PROGRESO

   Ciertamente, en materia de respeto y dignidad el «progreso» es más bien un retraso. Cuando veo cómo se envilecen algunos políticos diciendo ciertas cosas, pienso: «¡Hombre, cómo no tienen sentido de la dignidad!». La idea de la dignidad se ha perdido.
   Yo no creo que se pueda. volver atrás; hay que plantearse otros estados de equilibrio, no la vuelta atrás.

   [...] esta sociedad irracional no tiene sentido del límite, como lo tenía el mundo clásico. Pero ¿quién impone el «basta» a los hambrientos cuando no hay voluntad de redistribución? No, retomar al pasado me parece muy difícil; en cambio, habría que buscar un nuevo estado de equilibrio. Creo, además, que a lo largo de la historia se ha ido progresando de esa manera, buscando nuevas formas.

La ciencia y la vida, 2008

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