ENTRE LÍNEAS: EL CUENTO O LA VIDA, Luis Landero

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LUIS LANDERO, Entre líneas: el cuento o la vida, Tusquets, Barcelona, 2001, 168 páginas.

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Las secuencias pares de esta narración admiten ser leídas como relatos independientes.
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SOBRE LA BREVEDAD

   Pero tampoco hay que fiarse mucho de la brevedad. Contra la brevedad convendría recordar que, en una guerra, un soldado encontró en la mochila de un cadáver dos libros, a saber: El viaje al centro de la fábula, de Augusto Monterroso, y El conde de Montecristo. Como llevarse los dos le pareció ya rapiña, y por no agravar la soledad del muerto, decidió apoderarse sólo de uno. Tras muchas dudas, y por ir más ligero de equipaje, eligió el de Monterroso. Lo acomodó bajo la guerrera y, andando que te andarás, continuó su camino. Y he aquí que, más allá, siente un golpe en el pecho. Da un traspiés, suspira, se desploma: una bala perdida lo ha acertado de lleno. En el último instante saca el libro y observa que la bala lo ha atravesado limpiamente desde el copyright hasta el código de barras, y que además le ha llegado hasta el centro mismo del corazón. Viaje al centro del corazón, es el sarcasmo que se le ocurre antes de morir, y aún alcanza a pensar que si hubiese elegido el de de Dumas a estas horas estaría vivo, y que su mala suerte se debe exclusivamente a la excesiva concisión del autor.
   He aquí uno de los peligros de la brevedad.
   Claro que, de haber tenido tiempo para más sarcasmos, también la víctima podría haber pensado que quizá casi todas las novelas extensas son en el fondo breves, e incluso brevísimas, por la sencilla razón de que casi nadie las lee. Allí donde las balas se equivocan, la sociología no yerra: si uno compra una novela de quinientas páginas y lee sólo treinta, para ese lector la novela constará exactamente de treinta páginas. Lo que ocurre es que, para muchos, los libros voluminosos ofrecen al menos dos ventajas: una, que al ser caros, el prestigio y el placer del consumo son también mayores; y otra, que al ser muy extensos, el comprador compra de paso una coartada para no leerlos. Pero con los libros breves no hay escapatoria. Quien adquiere un libro breve contrae de rebote el engorro de tener que leerlo.
   A mí, particularmente, hay muchos libros breves que me han engañado muchas veces, y así, por ejemplo, hubo un tiempo en que lograron convencerme de que tenían sólo por ejemplo cien páginas. A la cuarta vez que los leí, me di cuenta, sin embargo, de que encubrían cuatrocientas, y como todavía no he acabado releerlos, resulta que el autor me ha vendido como prosa breve lo que en realidad es un libro poco menos que interminable. Pero la verdadera brevedad es saber callar cuando no hay nada que decir. Esto es muy difícil ¡Con qué coraje escribía Kafka en sus Diarios el día 22 de septiembre de 1917: «Nada»! Y, sin embargo, Kafka, y en definitiva cualquiera, podía haber llenado una hoja de ocurrencias pasajeras. No es difícil escribir algo cuando se tiene oficio y un poquito de orgullo. Ese «nada» de Kafka, ¡qué extraña flor resulta!, ¡cuántas lluvias y soles habrá necesitado para florecer en el baldío! ¡Qué lección literaria! Porque detrás de «nada» esta la convicción de que no se puede decir cualquier cosa sino algo que se desea con una intensidad excluyente: algo esencial, y que no admite sucedáneos. Algo muy concreto y muy perseguido y anhelado, y por eso es tan difícil atreverse a esa última resignación de decir «nada».

JARDINERÍA DE INTERIOR, Paz Monserrat Revillo

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PAZ MONSERRAT REVILLO, Jardinería de interior, Enkuadres, Valencia, 2019.

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DESEOS
A David González

   Él nunca quiso ser tenista, pero cómo contrariar los más hondos deseos de su papá hablándole de escalas y arpegios.
   Es por eso que siempre se demora en el vestuario escuchando la melodía que el aire del ventilador interpreta al atravesar la red de su raqueta, mientras el grifo gotea melancólico un adagio.

RESONANCIAS, Varias Autoras

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GLORIA RAMÍREZ & FERNANDO SÁNCHEZ CLELO (antólogos), Resonancias, Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2018, 70 páginas.

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FLOTANDO EN LA PALMA DE LA MANO DE MI MADRE

   Mi madre se baña desnuda en la acequia. Espanta pájaros y come ciruelas rojas. Me avergüenzo de su desnudez. No puedo, sin embargo, dejar de mirar sus pechos y sus formas distorsionadas bajo el agua. Parece no verme y chapotea feliz. En el reflejo, aparece una niña flotando en la palma de su mano.

Ildiko Nassr


PENSADORES DE ORIENTE, Idries Shah

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IDRIES SHAH, Pensadores de Oriente, ISF Publishing, Londres, 2018, 226 páginas.
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En el Prefacio, Shah explica que este libro "contiene, dispuesto de una forma impuesta por la tradición y no por la obsesiva ordenación superficial, los materiales pertenecientes a la enseñanza Sufi, seleccionados según las necesidades de la época".
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RAHIMI

   El erudito Salih Awami le dijo al Sufi Rahimi en un debate privado: 
   «Lo que acabas de decir carece de referencias y pruebas mediante citas de autoridades antiguas.» 
   «En absoluto», dijo Rahimi, «pues aquí las tengo todas, capítulo y verso.» 
   El erudito se fue, diciendo: 
   «Eso era lo que quería saber.» 
   Al día siguiente dio su famoso discurso sobre Rahimi, que comenzaba así:
   «La conferencia del Sheikh Rahimi que están a punto de escuchar carece de convicción. De hecho, está tan inseguro de sí mismo que ha aducido pruebas escritas y autoridades para lo que dice.» 

POEMAS AMOROSOS DEL MANYOOSHUU, Varios Autores

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Poemas amorosos del Manyooshuu, Hiperión, Madrid, 2016, 136 páginas. Selección, traducción, introducción y notas de Teresa Herrero y Jesús Munárriz.

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皆人を
寝よとの鐘は
打つなれど
君をし思えば
寐寝かてぬかも

Mina hito wo
Neyo to no kane wa
Utsunaredo
Kimi wo shi omoeba
Ine katenu kamo








Nos manda a todos 
el toque de campana
ir a acostarnos,
pero pensando en ti
¿cómo voy a dormir?
La dama Kasa

SOPA DE KAFKA, Mark Crick

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MARK CRICK, Sopa de Kafka, Edaf, Madrid, 2006, 98 páginas.

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Mark Crick escribe e ilustra Un recorrido por la literatura universal en 14 recetas.
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ESTOFADO DE CORDERO CON SALSA DE ENELDO
[a tenor de las averiguaciones de Raymond Chandler]

1 pierna de cordero limpia, de 1 kilo, cortada en trozos grandes
1 cebolla en rodajas 
1 zanahoria, cortada en juliana
1 cucharada sopera de semillas de eneldo machacadas, o tres o cuatro ramitas de eneldo fresco 
1 hoja de laurel
12 granos de pimienta 
½ cucharadita de sal 
850 ml de caldo de ave 
50 g de mantequilla 
1 cucharada sopera de harina 
La yema de un huevo
3 cucharadas soperas de nata lícfuida 
2 cucharadas de zumo de limón 
Pimienta negra recién molida.

   Eché un trago de whishy, sin pensarlo, apagué el cigarrillo en la tabla de cortar, mientras no le quitaba el ojo de encima a un insecto que se arrastraba por el fregadero. Lo que me vendría al pelo sería disponer de una mesa resecada en Maxim's, cien pavos y la compañía de una rubia despampanante, en cambio, solo tenía a mano una pierna de cordero y ni una sola pista. La agarré por el tendón, que estaba frió y húmedo como la mano de un coronel. Saqué un cuchillo y descuarticé la carne de cordero. Como ya tenía aquel instrumento cortante en las manos, partí una cebolla en como ya tenía rodajas y, sin pensármelo dos veces, hice lo propio con una zanahoria. Ninguno rechistó. Puse todo en una cacerola con un ramillete de eneldo, una hoja de laurel, unos cuantos granos de pimienta y una pizca de sal. Cuando me pareció que estaba a punto de caramelo, lo cubrí con caldo de ave y subí el fuego. Quería que se hiciese lentamente, lo suficiente como para que entrase en ebullición. Una hora y media después, y con media pinta más de bourbon en el cuerpo, los ingredientes ya no parecían estar tan duros, lo mismo que yo. Separé la carne de las verduras y la rocié con un poco de caldo para mantenerla jugosa. A pesar de que todavía llevaba el cuchillo en la mano, no se oía ninguna sirena.
   En esta ciudad la escoria siempre acaba por salir a flote. De modo que pasé el caldo por un colador y retiré la grasa. Eché un poco más de agua y dejé que la cosa se calentase de nuevo. Ahora tenía que vérmelas con la mantequilla y la harina; las mezclé hasta hacer una pasta que añadí al caldo. Como no encontré unas varillas, eché mano de la porra y acabé a golpes con los grumos hasta conseguir una salsa tersa. Comenzó a hervir de nuevo a fuego lento, y así la dejé durante un par de minutos.
   Le arreé a la yema de huevo y la mezclé con la nata y un poco de aquella salsa caliente, antes de volver a echarlo todo a la cacerola. Exprimí un limón hasta que le saqué todo el jugo. No me costó demasiado. Pero no podía pasar por alto que, si la salsa hervía, la yema se cuajaba. Cuando estaba a punto de rociar la carne con aquella salsa para llevarla a la mesa, caí en la cuenta de que se me había pasado el hambre. Ni rastro de la rubia. Así que me fui a dar una vuelta para seguir envenenándome a fuerza de cigarrillos y whisky.

GATA NEGRA, Juan Naranjo García

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JUAN NARANJO GARCÍA, Gata negra, Talentura, Madrid, 2019, 88 páginas.

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Los 59 microrrelatos de Gata negra se presentan bien acompañados por el Microprólogo de Rosa Alonso y un epílogo, firmado por Manu Espada, en el que se destaca que "Juan Naranjo llega hasta nosotros como un autor que nos ofrece un punto de vista felino mirando al lector a los ojos, después de llegar hasta él sorteando obstáculos". 

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DEPARTAMENTO DE INFORMÁTICA

   Llamo a la puerta. Nadie responde pero aun así giro el picaporte. La iluminación es muy tenue, apenas entra luz salvo por dos ventanucos al fondo. Hay varias mesas y junto a cada ordenador uno de aquellos especímenes. Todos están pálidos e inmóviles. Les sonrío y les doy conversación, como hacía mi madre con las plantas de casa, pero aquí ninguno reacciona ante los estímulos. Comienzan a mecerse suavemente mientras paseo frente a ellos, gesticulo y cambio la entonación de mis palabras. Pero sigue sin haber respuesta. Apesadumbrado, me doy por vencido y salgo en busca de un remedio alternativo: una regadera y fertilizante. Al cerrar, puedo oír cómo vuelve a repiquetear en el ambiente el sonido de los teclados.

HERIDO LEVE, Eloy Tizón

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ELOY TIZÓN, Herido leve, Páginas de Espuma, Madrid, 2019, 662 páginas

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En el Prefacio (pp. 15-22) a este volumen que recopila Treinta años de memoria lectora, Tizón escribe: «Siempre he amado la literatura. Dejar constancia de este amor me parece un empeño hermoso y noble».
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LA SEDUCCIÓN DEL INSTANTE 

   De entre los escritores en español actuales, no conozco ningún ejemplo de versatilidad comparable con la de Andrés Neuman. Todavía joven, recién estrenado en la cuarentena, el autor hispanoargentino ya ha sido capaz de levantar un universo sólido y memorable, donde ha demostrado que sabe moverse con idéntico talento en registros tan diversos como el de lo ultrabreve (microcuento, aforismos), el cuento (El que espera, El último minuto, Alumbramiento, Hacerse el muerto), la poesía (Década, Poesía 1997-2007), la novela, tanto de dimensión media (Bariloche, Una vez Argentina, Hablar solos) como de largo aliento (El viajero del siglo), e incluso nos ha regalado dos artefactos tan inclasificables como la perfecta antiguía de Cómo viajar sin ver y el antidiccionario de Barbarismos.
   Lo que en otro autor con menos brillo podría haber significado arbitrariedad o dispersión, Andrés Neuman ha conseguido unificarlo bajo una voluntad de estilo implacable En sus páginas, en cualquiera de ellas derrocha olfato artístlco, sabiduría técnica, pasión, musicalidad, ingenio, amor genuino por la belleza, sentido del humor, movilidad sentimental, pulsión ética, guiños metaliterarios, entre otras cualidades, lo que, unido a su avidez por la pulcritud verbal y el detalle preciso, da como resultado un archipiélago literario exuberante y gozoso, al alcance de muy pocos.
   Fractura es una novela que se lee en un estado de disfrute continuo. Creo que es un libro que sorprenderá (para bien) a los incondicionales de Neuman. Consigue algo dificilísimo: seguir siendo él mismo, sin repetirse. La novela es de una ambición global que apabulla. Transcurre en varios países y en varias idiomas, en diferentes épocas, con cambios de voces en forma de cuatro monólogos femeninos distintos y un narrador omnisciente cuya identidad tal vez se oculte detrás de uno de los propios personajes de la novela, no diremos de cuál, para preservar el misterio.
   Es imposible dar cuenta, en el espacio de un breve comentario, de toda la complejidad estructural, moral, geopolítica y metafórica planteada por Fractura. Su riqueza humana es tanta, que casi desborda al lector. Digamos que la novela recorre diversos tramos de la biografía del japonés Yoshie Watanabe, coleccionista de banjos, muy amado por mujeres, cuya vida está enmarcada por dos sucesos trágicos: de niño, la explosión de la bomba atómica en Nagasaki (9 de agosto de 1945); en su vejez, la fuga radioactiva del reactor nuclear de Fukushima (11 de marzo de 2011).
   Se requiere mucho valor para abrir un libro con un seísmo en el metro de Tokio, que provocó un posterior tsunami y la catástrofe nuclear. Y no menos valor para volver a narrar, y que suene fresco, la mañana invidente en que un avión estadounidense cegó el cielo de Japón con sus bombas, según la experiencia de un niño nipón. A priori es un reto imposible, embargo Neuman se enfrenta a ello y lo consuma sin efectismos, de manera sobria, con una fe en la literatura y en la capacidad catártica de la palabra para restañar lo invisible que asombra y conmueve.
   Por momentos cercano y por momentos ausente, tan tibio como comprometido, se diría que Watanabe es un donjuán involuntario, casi a regañadientes, que ha sustituido la épica cinegética del mito egoísta por una sensualidad tranquila en la que tienen cabida y espacio la mirada del otro, la piel del otro y su tacto.
   Aquí hay algo hermoso: cuatro mujeres muy distintas, en cuatro ciudades alejadas unas de otras —la francesa Violet en París; la periodista Lorrie en Nueva York; la traductora argentina Mariela en Buenos Aires y la fisioterapeuta Carmen en Madrid—, leen en la intimidad a Yoshie, mientras nosotros las leemos a ellas. Cuatro idiomas, cuatro puntos de vista, cuatro inteligencias y cuatro cuerpos. La novela entera se erige como un juego de espejos y de miradas.
   En esto me recuerda a la ambición global de Guillermo Arriaga cuando escribió el guión de Babel. Ese tipo de locura caníbal. Y también me recuerda, un poco, a la manera de componer las novelas despiezadas de Milán Kundera: hay una metáfora central (el peso y la ligereza, por ejemplo), alrededor de la cual orbitan historias más o menos independientes, pero que se mantienen engarzadas por la fuerza centrípeta de la metáfora central, presente siempre. Y también es kunderiana la relación entre nuestras vidas cotidianas y el zarandeo feroz de la historia. Cómo los sucesos políticos modelan nuestra biografía y en buena medida la determinan.
   En el caso de Fractura, es la energía atómica, desde Hiroshima y Nagasaki hasta Fukushima. Que yo sepa, es la primera vez que la narrativa en nuestro idioma se ocupa con semejante rigor de la energía atómica. Ni siquiera los denominados narradores sociales han mostrado interés por este problema, pese a su capacidad para aniquilamos a todos en cualquier momento. Ese fuego de los dioses es acuciante. Detrás de Fractura se adivina, y las entrevistas con Andrés Neuman así lo confirman, un trabajo de documentación exhaustivo. Siete anos de escritura. Incontables versiones. Muchas frases subrayadas. Una de mis favoritas: «El miedo es una especie de amor torcido».
   Apelando a la técnica oriental del kintsugi, consistente en integrar (en lugar de disimular) las grietas y desperfectos de un objeto como parte de la biografía de ese mismo objeto, asoma el tema de fondo de Fractura, que es, si no me equivoco, la manera en que se rompen las cosas y la manera en que se recomponen.
   El resultado es una novela total, de espíritu globalizador, poderosa, que sin embargo no pesa en los hombros. Posee esa leggerezza preconizada por Italo Calvino en sus lecciones de Harvard. Creo, de hecho, que Calvino podría sentirse satisfecho de Fractura. Pese a su fondo traumático, abunda en ella el sentido del humor. Frases y situaciones graciosas. Finura de observación y delicados matices. Me he reído y me he emocionado. «La tarde parece serena, pero el tiempo está en guardia»: así arranca esta novela. Sereno y en guardia a la vez, Andrés Neuman tiene motivos para sentirse orgulloso de su creación. Fractura quedará como un libro mayor en la bibliografía de Neuman (en la que no hay libros menores) y como un título insoslayable en la literatura reciente en español. Por su importancia, hay que leer Fractura. Una novela colosal. Una novela vibrante. Una novela atómica.

BAILEMOS PALABRAS, Varios Autores

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ALEJANDRO GARAIZAR (ed.), Bailemos palabras. 200 relatos de 50 palabras, Cincuentapalabras.com, 2018, 144 páginas.
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MENÚS A DOMICILIO

   Se ha puesto imposible salir del castillo con tanta videocámara urbana y patrulla cazavampiros. Menos mal que a veces, en noches de plenilunio, se acerca algún sicofonista de Cuarto Milenio y otras algún boy scout atrevido y despistado. Eso sí, cada domingo, una nueva pareja de adventistas del séptimo día.
Rafa Olivares

¿CANTAMOS O NO CANTAMOS?, Micaela Chirif & María José Ferrada

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Micaela Chirif y María José Ferrada (ed.), ¿Cantamos o no cantamos?, Hueders, Santiago de Chile, 2019, 44 páginas. Ilustraciones de Karina Letelier. 

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Después del baile
viento entre los pinos
charla de insectos.

                      Imaizumi Sogetsu


LA PRIMERA VEZ QUE VI UN FANTASMA, Solange Rodríguez Pappe

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SOLANGE RODRÍGUEZ PAPPE, La primera vez que vi un fantasma, Candaya, Barcelona, 2019, 144 páginas.

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CUENTO ANTES DE IR A LA CAMA

   –Ten cuidado, está cargada –dice él, mientras se seca el rostro, y la luz que baila en el espejo choca contra sus ojos. Logra ver en el vidrio turbio la silueta desnuda del adolescente que juega con el arma, venciendo la oscuridad en un eclipse furioso. 
   Concentrado en proyectar el brillo de la pistola contra el cristal, el chico pregunta: 
   –¿Me dijiste que es para tu esposa? 
   –Sí, pero voy a contratar a un profesional. 
   El pasatiempo del resplandor en el espejo empezó a molestarlo y cerró los ojos. Casi nunca recogía muchachos en la calle, pero esta vez... 
   –¿Por qué no me usas a mí? 
   –Interesante propuesta. Pero ¿quién sería tan ingenuo como para contratar a un niño?  
   Escuchó una risa. Levantó los párpados.
   La pistola siguió brillando mientras lo apuntaba. 
   –Tu esposa.

HAIKUS CARAQUEÑOS, Federico Pacanins

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FEDERICO PACANINS, Haikus caraqueños, Gisela Cappellin Ediciones, Caracas, 2019.

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Sueño despierto
Casa de techos rojos
Libre de rejas

CIEN RELATOS CUÁNTICOS DE LA LITERATURA CLÁSICA ESPAÑOLA, Juan Pedro Aparicio

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JUAN PEDRO APARICIO (antólogo), Cien relatos cuánticos de la literatura clásica española, Eolas, León, 2019, 256 páginas.

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Esta antología recoge, sobrepasando la cantidad que el título indica, alrededor de ciento veinte microrrelatos, extraídos de textos de mayor longitud, que, desde Pedro Alfonso hasta Max Aub, constituyen una muestra sugerente y representativa de la literatura clásica española.
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LA ROSA Y LAS ESPINAS
Disciplina Clericalis 

   Un árabe que hacía versos, graciosos y con ingenio, pero de origen plebeyo, presentó sus versos a un rey y este, al observar su talento, le acogió dignamente. Por ello le envidiaban otros poetas, heridos en su orgullo por la generosidad del rey, y presentándose a este le dijeron: «Señor rey nuestro, ¿por qué concedes tantos honores a este individuo nacido de tan bajo linaje?». El rey les contestó: «A quien pensasteis vituperar más lo estáis elogiando». Y el poeta, víctima de la envidia de los cortesanos, añadió: «No se reprocha a la rosa que haya nacido entre espinas». El rey le honró con las mayores mercedes y le despidió. 

Pedro Alfonso

UN BUEN PUÑADO DE IDEAS, G. K. Chesterton

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G. K. CHESTERTON, Un buen puñado de ideas, Renacimiento, Sevilla, 2018, 480 páginas. Edición de Enrique García-Máiquez y Luis Daniel González.
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La única herejía realmente imperdonable es la ortodoxia.
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Es a menudo un error estratégico silenciar a un hombre, porque deja al mundo bajo la impresión de que tiene algo que decir.
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Hay dos clases de gente: la que acepta dogmas y lo sabe, y la que acepta dogmas y no lo sabe.
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Es una debilidad subrayar aquello que ya es suficientemente fuerte si se sugiere
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La vida está llena de significado. Existe la presión silenciosa de un segundo sentido en las cosas; y hay una especie de halo alrededor de cada objeto, ya sea de terror o de ternura.
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Las palabras largas son para las teorías y las cortas para las cosas y los hechos.
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Es siempre la persona prosaica la que exige temas poéticos.
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A universo regalado no le mires el diente.
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Hay una importante diferencia entre no entender una cosa y malentenderla.
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A veces llamamos progreso a lo que no es ni siquiera moda, sino fatiga.

PORQUE SOY HUMANO, Héctor Puertas Castro

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HÉCTOR PUERTAS CASTRO, Porque soy humano (aforismos y fragmentos), Cuadernos del Laberinto, Madrid, 2019, 96 páginas.
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La primavera, la juventud y los sábados, tres antesalas temporales que acaban echándose de menos muchas veces durante el transcurso de aquello a lo que preceden.
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Cada vez abundan más los necios bien formados, van creciendo en proporción directa a la disminución de lúcidos hechos a sí mismos. Mientras tanto, en el corral adoran a los mojones al confundirlos con efigies.
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No hay nada que degenere más el arte que los plazos de entrega. Una obra atemporal restringida por un mecanismo que de puro arbitrario se cree necesario.
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Cuánto mejor nos habría ido si de verdad el hombre siempre hubiese sido un lobo para el hombre; pero un lobo de verdad, no su imagen folklórica para asustar niños.
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La belleza salvará al mundo, pero para ello debemos dedicarnos a salvar la belleza (Dedicado a Dostoievski).
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Sólo pueden encargarse de la seguridad de una comunidad aquellos que temen profundamente la censura de los demás miembros.
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Cuando un pueblo ha estado sistemáticamente por encima de sus gobernantes tiene la obligación moral de autogobernarse. ¿Suena peligroso? Lo contario lo es abiertamente.
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Un error muy doloroso que cometen algunos oprimidos es creer que la liberación consiste en conseguir mimetizarse con el opresor.
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En los motivos que te pueden llevar a mentir está la medida del valor que le das a la sinceridad. Hay veces en las que ser absolutamente sincero no consiste en decir una verdad superficial, porque puede ser que ahogues una verdad más profunda.

EL ABC DE BYOBU, Ida Vitale

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IDA VITALE, El abc de Byobu, Estuario Editoria, Montevideo, 2018, 84 páginas.

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LA ANGUSTIA

   La angustia de Byobu amanece pugnaz. Liquida, extravasada, ocupa todos sus alrededores. A momentos sólida, seca, invade como arena los huecos que lo rodean. Crece dentro de sí, líquida o seca. Es natural, pues, que la respiración se le entrecorte, como si un mal hereditario estuviese a punto de desencadenarse.
   Sale a caminar para dejar aquel peso atrás, en poder del viento, cubierto y confundido con una sombra. Supone un ser vacío que camina por una ciudad vacía bajo un cielo vacío. Lo envuelve un concluyente silencio vacío. Quizás alguien piense que el silencio lo está siempre. Ése no ha escuchado la maravillosa plenitud de los silencios generosos. La opresión se expresa de tanto en tanto en fórmulas terribles que no logra reemplazar ni anular. Suponiendo que palabras ajenas e inesperadas podrían dominarla, camina hacia la Biblioteca pública, en busca de las que encierran los libros. Lo acoge la inquietud del mundo: cada libro encierra una forma distinta de desazón, de malestar, de enfermedad o de duelo que pregunta: ¿no es peor mi caso? Cada uno —alma en lucha por salvarse, rehén al que rescata, provisoria, la mano que lo elige— llama con deliciosos recursos tentadores y distintos. Y Byobu cede, entra rara vez en dicha ajena, al cabo se descubre liberado de su propia asfixia, menos grave que alguna que ha entrevisto. No ha sido una operación mágica: ha aprendido a minimizarse.

DE CAMINO A OKU Y OTROS DIARIOS DE VIAJE, Matsúo Basho

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MATSÚO BASHO, De camino a Oku y otros diarios de viaje, Olañeta, Palma de Mallorca, 2014, 160 páginas.


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Escribe Jesús Aguado en el Prólogo (pp. 9-22): Bashó caminó y caminó trenzando, con el hilo refinadísimamente basto de sus palabras, con sus sandalias de paja, con la rama en la que se apoyaba y con el amplio sombrero cónico de tiras de cedro, todos productos manuales que intentaba fabricarse él mismo, los retales de una Palabra desperdigada y casi olvidada por el mundo.
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DÍA 23

Un palmoteo. 
La luna de verano. 
Responde el alba. 

En estos brotes 
de bambú, dibujada
toda mi infancia. 

Lenta cebada 
que enrojece y madura. 
La alondra canta.

Página en blanco, 
cucurras gritadoras: 
¡quiero dormir!

Asunto: la Casa de los Caquis Caídos, por Bonchô:

Campo de alubias, 
almacén de la leña: 
santos lugares. 

Cuando empieza a caer la noche Kyorai llega procedente de Kyoto. Una carta de Shobo de Zeze. Y otra de Shohaku de Otsu. Bonchô llega. El abad del templo Honpuku de Katada aparece de improviso y se queda a pasar la noche. Más tarde Bonchô regresa a Kyoto.

MICROSEXO, Ana Grandal

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ANA GRANDAL, Microsexo, Amargord, Madrid, 2019, 96 páginas.

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FLUIDOS

   Es su aniversario y, como cada año, reservan la suite Noche de bodas en el gran hotel. Se hacen llevar a la habitación una cena ligera, acompañada de una botella de cava; mientras, se llena la espaciosa bañera con forma de corazón, el sugestivo reclamo para los tortolitos que van a ocupar la pieza. Se sumergen en el agua jabonosa, dejando que la espuma acaricie levemente su piel. El líquido, caldeado a la temperatura adecuada, les arropa con una tibieza que va despertando sus sentidos, que poco a poco se inflaman y llevan sus jugos internos al punto de ebullición, una caldera hirviente entre las piernas. Se tocan, se abrazan y él la penetra allí mismo, mecidos por las aguas ardientes y humeantes, las únicas que pueden ya encenderlos.

PARAGUAS DE COLORES PARA DÍAS GRISES, Sara Nieto

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SARA NIETO, Paraguas de colores para días grisesSar Alejandría Ediciones, Castelló de la Plana, 2018, 256 páginas.
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EL PARAGUAS

   De lo poco que me dejaste rescaté este paraguas. Bajo él me cobijo del sol radiante de tu recuerdo pero me mojo cuando llueven lágrimas.

LA MEMORIA DONDE ARDÍA, Socorro Venegas

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SOCORRO VENEGAS, La memoria donde ardía, Páginas de Espuma, Madrid, 2019, 112 páginas.

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EL FUEGO DE LA SALVACIÓN

   De niño me quedaba siempre a las orillas del misterio, en un rincón de la acera. Los que pasaban por ahí me daban dinero, cuando lo que yo quería en realidad era entrar. Las puertas de la cantina, alas destructoras, apenas me permitían atisbar, adivinar en la medusa del humo y la música los secretos más preciosos. Sólo miraba los pies que iban y venían, los zapatos de mujer con tacones raspados. El olor de la cantina: el humo del cigarro, el oxígeno viciado del alcohol, y aunque a veces sentía náuseas podía más mi curiosidad; de qué se reían, qué apostaban, por qué a veces lloraban ésos que al entrar parecían dioses y cuando salían estaban solos y perdidos. Y aquel letrero: Se prohíbe la entrada a niños, animales y uniformados. Otros letreros también incluían a las mujeres. A veces mi madre iba a buscarme, recorría cada cantina de Leandro Valle, bajaba por Matamoros hasta llegar a Galeana. Cada vez que se asomaba para tantear si me había colado, tenía que soportar rechiflas y majaderías, hasta que al fin me encontraba sentado afuera de alguna, distraído con mi trompo de colores. Me llevaba de las orejas a la casa y allá seguían los regaños, a veces un cinturonazo. 
   No comprendía por qué me gustaban las cantinas. Nadie te da esos malos ejemplos, decía. Era verdad. Solo me había aficionado a los teporochos mugrosos que entraban y salían, a los señores gordos que jugaban dominó con sus amigos, a las meseras que entraban rápido y con la cabeza gacha. Una vez un señor se bajó de un carrazo, se estuvo frente a la puerta de la cantina acariciándola con las puntas de los dedos, sin atreverse a dar un paso. Se volvió a mirarme, tenía los ojos muy abiertos. No puedo, me dijo a modo de disculpa. No sé cómo, pero comprendí que sufría, así que me levanté, empujé las puertas por él y las sostuve para darle paso. Sonrió aliviado. Me dio las gracias y entró. 
   Una tarde sacaron a un muchacho a que vomitara y me ensució los zapatos. Mamá me vio llegar a la casa. Dejó a un lado la tina de ropa ajena que lavaba, me quitó los zapatos, los limpió con mucho cuidado e hizo que volviera a ponérmelos. Estaba callada, pero yo sentí que en ella se encimaban muchas palabras. Me agarró de la mano para llevarme a la calle, casi a rastras. Llegamos a la cantina, la más fea, la más sucia, la más pobre. Precisamente aquella que prohibía la entrada a niños, mujeres y perros. Mi madre, que cargaba un cansancio muy viejo, irguió los hombros. Por primera vez me pareció hermosa, incomparable. Me guiñó un ojo y empujó la puerta, tranquila, nada de prisas. Me hizo entrar a mí primero. En la barra pidió dos cervezas.

DE ESTE LADO DEL MUNDO, Nélida Cañas

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NÉLIDA CAÑASDe este lado del mundo, Víctor Manuel Hanne Editor, Salta, 1996.
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EFÍMERA

   Alguien me está llamando, trémula, detrás de la ventana. Alguien me está llamando, pero no habla. Hace señas furtivas.
   Hago como que no la veo, pero sólo ella existe para mí.
   La ventana es alta y la hiedra ha cubierto las paredes. El silencio la cubre. La ausencia la cubre.
   Es apenas una niña, una criatura efímera entre restos de pesadillas y abandono.
   Tremola mi corazón. Soy la ventana y el muro, y las señas furtivas que no entiendo.

CÓNCAVO Y CONVEXO, Carmen Canet & Javier Bozalongo

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JAVIER BOZALONGO & CARMEN CANET, Cóncavo y convexo, Esdrújula, Granada, 2019, páginas.
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El lector no sabe quién inaugura y quién responde en cada uno de los diálogos, pero sí tendrá la certeza de disfrutar de este brillante juego de espejos deformados mediante aforismos que aquí establecen Canet y Bozalongo.
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Un buen aforismo muerde.
Un buen aforista, también.
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La aritmética electoral suma, aunque a veces reste esperanza en el futuro.
En los gobiernos la aritmética que predomina es la resta.
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Olvidar el pasado y esperar el futuro es huir del tiempo.
La importancia de la memoria histórica.
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Ir a votar como quien va a misa de doce: después de la campaña electoral todos dicen: ¡Amén! (En cursivas)
Presidir una mesa electoral en domingo es como celebrar una eucaristía democrática:
hace falta tener mucha fe.
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Aforismo subcutáneo: submarinismo.
Aforismo cutáneo: a flor de piel.
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Hay días que no nos acogen, nos sobrecogen.
Cuando te acojan, no dejes que te adopten.
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Cuando escribes viendo el mar, todo fluye ondulado.
Cuando escribes de espaldas al mar, te arrastran las olas.

CÓMO INICIARSE EN MICROLOGÍA, Alexandra Jamieson

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ALEXANDRA JAMIESONCómo iniciarse en micrología. El estudio de las pequeñas cosas, mínimas o que no se ven a simple vista, Macedonia Ediciones, Morón, 2019.

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SALTAR

   Vio que el tren se acercaba y saltó a las vías. Siempre había tenido miedo de que alguien la empujara adrede o de caerse involuntariamente. O voluntariamente. Ese día se había levantado especialmente enérgica y escéptica al mismo tiempo pero con ganas de experimentar sensaciones nuevas. Le daba miedo pensar que un día tendría el temple de dar ese salto que tanto la atraía. Cuando viajaba en tren, le molestaba detenerse durante horas sólo algunas estaciones después de haber subido porque alguien había logrado lo que ella no. ¿Cómo lo habría hecho? ¿Tomando impulso y carrera? ¿Blandamente, desmoronándose por el borde? Como si nada, un saltito de nada. Ver que viene el tren y saltar. Dura un segundo y está en el foso rodeada de papeles, botellas plásticas, metal. Llega a ver también el asombro de dos pasajeros cuando deja apoyados el bolso del gimnasio y la cartera en el andén, como si fuera a volver pronto para buscarlos. Vio que el tren se acercaba. 

DICCIONARIO LACÓNICO, Miguel Catalán

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MIGUEL CATALÁN, Diccionario lacónico, Sequitur, Madrid, 2019, 320 páginas.

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"Si el estilo de un escritor no es cuestión de técnica, sino de percepción, como pensaba Proust, quien ve la realidad de manera diferente nos presenta una imagen única del objeto." La realidad definida por sucesivas visiones únicas es lo que recoge Catalán en este proyecto tan original como brillante, que funciona a la vez como una antología universal de aforismos y un glosario de paradojas y metáforas.

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Arte. 1. Deformidad significante (Roger Fry). 2.Análisis espectral (Karl Kraus). 3. Mediador de lo inexpresable (Goethe). 4. Rival de la naturaleza (Apuleyo). 5. Maneras de hacer mundos (Nelson Goodman).

Fábula. 1. Historia inventada que no se pretende hacer pasar por verdadera (André Comte-Sponville). 2. Composición literaria que degrada los animales a la condición de humanos (Tirso P. Vallecillos). 3. Cuento que impide la rebelión de las ovejas (G. K. Chesterton).

Tiempo. 1. Dimensión del cambio (R. Arnheim). 2. Imagen móvil de la eternidad (Platón). 3. Orden de sucesión de los acontecimientos (G. W. Leibniz). 4. Forma de nuestra experiencia interna (I. Kant). 5. Fantasma del antes y el después en movimiento (Th. Hobbes). 6. Espacio entre los recuerdos (H. F. Amiel). 7. Cuarta dimensión (A. Einstein). 8. Distensión del alma (Agustín de Hipona). 9. Autor de autores (Francis Bacon). 10. Gran maestro que por desgracia mata a todos sus alumnos (H. Berlioz). 11. Forma que tiene Dios de concedernos un crédito (Ralph Boller). 12. Lento caníbal (Javier Puche). 13. Niño que se entretiene (Heráclito).

DAMNED WRITERS, Ángel A. Svoboda

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ÁNGEL A. SVOBODA, Damned writers, Bululú, A Coruña, 2017, 48 páginas.


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KATHERINE MANSFIELD [1883-1923]

[Bendición]

   De apellido real Beauchamp, esta neozelandesa afincada principalmente en Londres es todo un símbolo de rebeldía, una auténtica transgresora de lo establecido y una defensora de la libertad individual, en un momento en el que la sociedad demandaba para las mujeres principalmente el mero papel de abnegadas esposas, confiriéndoles el signo de minoría oprimida.
   Su trabajo destaca especialmente como escritora de cuentos y narraciones cortas, y es considerada una de las mayores representantes de estos géneros. Sus obras gozaron de gran popularidad y la calidad de su trabajo le valió la amistad y admiración de Virginia Woolf. Llegó a frecuentar el flamado Bloomsbury Group, en un momento en que ya se la tiene en consideración como una figura destacada del modernismo literario.
[Maldición]

   Su clasista familia burguesa detestaba su aspecto, pues Katherine tema tendencia a engordar, tartamudeaba y usaba lentes, algo que no era propio de una señorita de su clase. Para colmo de males, su madre había querido tener un hijo varón, así que la llegada de Katherine no fue de su agrado, considerándola un «accidente», por lo que nunca demostró un gran interés por su hija.
   Marchó a Londres a estudiar. donde además aprendió a tocar el violonchelo y conoció a la que fue su novia y amante, Ida Baker. Su interés por convertirse en violonchelista profesional es rechazado por sus padres y Katherine comienza a vivir de manera bohemia. Se quedó embarazada de un chico cuyos padres no aceptaban la relación, por lo que se casó con un profesor de canto once anos mayor que ella para proteger a su futuro hijo, y lo abandonó la misma noche de su boda. Su madre la llevó a Alemania para «protegerla» de su lesbianismo y finalmente perdió al bebé de manera natural meses más tarde. De nuevo en Londres fue amante de la mujer de su jefe, el director de la revista New Age, y conoció a John Middleton Murry, editor de la revista Rhythm, con quien inició una relación intermitente que en ocasiones fue a tres bandas entre ella, Murry e Ida Baker.
   Enferma de tuberculosis, murió a los treinta y cuatro años, en la plenitud de su carrera y con unas tremendas ganas de vivir y poner en orden su vida. 

[Obras destacadas]
En un balneario alemán (1911)
Preludio (1917) 
Felicidad y otros cuentos (1921) 
Fiesta en el jardín (1922) 
El nido de la paloma y otros cuentos (1923) 
Algo infantil y otros cuentos (1924) 
Diario (1927) 
Cartas (1928)

EL ABC DE BYOBU, Ida Vitale

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IDA VITALE, El abc de Byobu, Adamar, Madrid, 2005, 78 páginas.

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ESTACIONES

   Las estaciones están hartas de nosotros y resueltas a hacer valer sus caprichos. Traslapándose unas sobre otras, imponen la Libertad de su desorden. Bajo los leves velos del otoño, que va para invierno, comparece de pronto el caprichoso verano, con ráfagas absurdas de bochorno, más intolerable porque atropellan a todos los desprevenidos envueltos en lanas, ahora sin razón. Byobu se siente ridículo con su bufanda y su sombrero riguroso. Pero en el mismo momento lo asalta el fantasma del enfriamiento: cuando un incauto se deja vencer por el sofoco y se despoja de la ropa protectora y ofrece su carne y más abajo su pleura delicadísima, aquél se precipita, el cuchillo invisible enarbolado para la agresión. Byobu se hace el sordo sagaz ante el reclamo ignaro de su cuerpo y sigue adelante como si gozara de una isotermia de la que carece. Al menos ese día no será vulnerable, aunque lo agobie la calígine.
   A veces —él mismo se asombra— tiene razón. En su casa, se olvida gustoso del tiempo. Pero a la mañana siguiente, la mirada sometida que lanza desde la ventana sobre el mundo. se lo muestra gris, en su lógica gris, desde el cielo hasta el espíritu de quienes caminan doblados bajo un paraguas y arrebujados, otra vez, en uniformes lanas.

VIDAS EXTRAORDINARIAS, Kate Hodges

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KATE HODGES & SARAH PAPWORTH, Vidas extraordinarias, Lunwerg, Barcelona, 2018, 192 páginas.

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Subtitulado Lazos entre mujeres que han cambiado el mundo, defiende la tesis de que «detrás de toda gran mujer hay...otra gran mujer». Sarah Papworth ilustra las semblanzas de Kate Hodges.
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MARIA MONTESORI


   Los revolucionarios métodos educativos de Maria Montessori se basaban en la forma en que los niños aprenden por naturaleza. Su capacidad para combinar un modo de pensar sumamente racional con su deseo de fomentar la paz y el amor fue crucial en la creación de escuelas progresistas en el mundo entero.
   Maria era brillante y resuelta desde una edad temprana, y se negaba a que su sexo la limitase. Decidida a estudiar ingeniería, asistió a un instituto masculino para lograr su objetivo. Finalmente se inclinó por la medicina y solicitó plaza en la Universidad de Roma, donde fue admitida.
   Fue una época dura: hostigada por ser mujer, no se dejó amedrentar, y se convirtió en la primera mujer médico de Italia. Tuvo un hijo ilegítimo, Mario, al que dio en adopción para poder seguir ejerciendo la medicina y que acabaría siendo su asistente de investigación.
   Maria trabajó con niños con deficiencias mentales, formuló una incipiente filosofía de la educación, pronunció discursos y escribió artículos. Tras doctorarse en Filosofía y asistir a cursos de psicología se puso al frente de una escuela infantil para familias de ingresos bajos en Roma. Dicha escuela le sirvió de modelo para sus futuras instituciones: el equipamiento era de tamaño infantil, se hacía deporte, los niños aprendían tareas prácticas del hogar y las aulas eran espaciosas y aireadas. A los pequeños se les animaba a tomar sus propias decisiones y asumir responsabilidades. La escuela fue un éxito inmediato y se abrieron más. Los métodos de Montessori pasaron a emplearse en todo el país. Su figura no tardó en convertirse en un referente en educación: un cometido de dedicación plena que la llevó a viajar por todo el mundo y que hizo de las escuelas Montessori un fenómeno internacional aun vigente.
   Los derechos de la mujer también eran esenciales para Maria, que los defendió activamente tanto en Italia como en el resto del inundo. En 1934, con la subida al poder de Benito Mussolini, que se oponía firmemente al fomento de la paz a través de la educación, Montessori y su hijo abandonaron el país y vivieron en Barcelona, Inglaterra, Holanda, y finalinente en la India. Los últimos años de su vida se estableció en Amsterdam, además de recorrer Europa y la India. Para entonces ya era la gran dama de la educación, fue candidata al Premio Nobel en múltiples ocasiones y recibió infinidad de medallas y galardones. Murió en Holanda a los 8l años. Los métodos educativos de Maria contribuyeron a la formación de cerebros brillantes en toda Europa, incluida Anne Frank, que asistió a una escuela Montessori en Amsterdam. Los padres de Anne optaron por este tipo de educación ya que su hija era terca y habladora. Sus maestros la recordaban como a una niña a la que le encantaba actuar y que siempre tenía ideas brillantes.

ANNAFORISMOS, Anna Kullick Lackner

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ANNA KULLICK LACKNER, Annaforismos, UNAM, México, 2018, 

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En Pruebas de vida. Los Anna Kullick Lackner (pp. 9-12) José Luis Trullo señala que: «el mejor aforismos [...] es aquel que se deja seducir por las mejores virtudes de la poesía, esto es, el tropo y el ritmo», cualidades que hallará el lector en la obra de Kullick Lackner.
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¿Cómo estar abiertos al misterio de la muerte, si nuestros sentidos permanecen cerrados al misterio de la vida?
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El miedo viene, va, regresa. Miedo al temor que no se vaya nunca.
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Al depurar y corregir los recuerdos de los hijos, los padres les editamos la vida.
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Mis amigos son un nimbo de narcisos y espinas. Me acerco para olerlos. Cuando los toco me ortigan.
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No encuentro mi lugar en este mundo. En tanto, colecciono casas como intentando estar en ellas: fachadas, réplicas en yeso, dibujos. Todas son miniaturas.
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Una mujer pude usar el perfume de un hombre y seguir oliendo a mujer. Otra mujer puede usar el perfume del mimo hombre y oler a hombre nada más. Un hombre jamás olerá a mujer aun y cuando se bañe en el perfume de ésta.
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El placer es el instante en el que huye el escepticismo.
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La locura de los escritores es muy seductora: esa falsa luz donde se estrellan todas las polillas.

MICROGEOGRAFÍAS DE MADRID, Belén Bermejo

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BELÉN BERMEJO, Microgeografías de Madrid, Plan B, Madrid, 2019, 112 páginas.

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En el prólogo, titulado "Los mapas particulares", la autora de textos e imágenes explica que "estas microgeografías de Madrid son el mapa particular de mi ciudad, mis no lugares."

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Tengo mi propio atlas con los países que yo quiero.

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El Universo dejó atrás la Edad Oscura y dio a luz sus primeras estrellas cuando tenía 250 millones de años, menos de uno 2% de su edad actual.

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LA BIBLIOTECA DE AGUA, Clara Obligado

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CLARA OBLIGADO, La biblioteca de agua, Páginas de Espuma, Madrid, 2019, 184 páginas.

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HISTORIAS DEL ARTE
(LLUVIA)

   En esas noches tan oscuras que no se ven ni los pensamientos, cuando nadie sale de casa y solo se oye el rebotar de la lluvia, la maja desnuda cuela su lienzo por debajo de la puerta del Prado y se agiganta. Si alguien se asoma a la ventana y ve uno de sus pezones estrábicos, lo confunde con la luna, si un insomne la atisba desde un segundo piso, cree que el matojo del pubis es una enredadera deshojada. La maja pasea con la melena suelta, los rizos descentrados. Su carne, lacada por la lluvia, se agita con un vigor colosal. De tanto estar expuesta, le duelen los brazos, los huesos sonrientes de la cara. Está harta de las miradas lascivas de los turistas, de las audioguías. Mientras pasea por el barrio, sueña con esa vida que no pudo ser, se alboroza con el vino de los bares, mece con su aliento las cunas de los niños, ojea un libro que alguien se dejó abierto sobre la mesilla. Al llegar a CaixaForum se abraza a los árboles y frota su cuerpo de muñeca hinchable contra el jardín vertical. Entonces escapa su orgasmo prisionero y el verde le devuelve el parque y sus confines, las cascadas de vidrio, los cisnes presuntuosos, las dulces tardes de conversaciones bobas, los galanteos de un artista que, para vengarse de su indiferencia, la castigó con la inmortalidad.