LILUS KIKUS, Elena Poniatowska
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ELENA PONIATOWSKA, Lilus Kikus, Era, México, 1985, 64 páginas.
LA AMIGA DE LILUS
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Era reedita este libro publicado por primera vez en 1954. Le añaden interés a las doce narraciones las ilustraciones de la surrealista Leonora Carrington.
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LA AMIGA DE LILUS
Lilus tenía una amiga: Chiruelita. Consentida y chiqueada. Chiruelita hablaba a los once años como en su más tierna infancia. Cuando Lilus volvía de Acapulco, su amiga la saludaba: ¿Qué tal te jué? ¿No te comielon los tibulonchitos, esos felochíchimos hololes?
Semejante pregunta era una sorpresa para Lilus, que casi se había olvidado del modo de hablar de su amiga, pero pronto se volvía a acostumbrar. Todos sus instintos maternales se vertían en Chiruela, con máxima adoración. Además, Lilus oyó decir por allí que las tontas son las mujeres más encantadoras del mundo. Sí, las que no saben nada, las que son infantiles y ausentes... Ondina, Melisenda...
Claro que Chiruelita se pasaba un poco de la raya, pero Lilus sabía siempre disculparla, y no le faltaban razones y ejemplos. Goethe, tan inteligente, tuvo como esposa a una niña fresca e ingenua, que nada sabía pero que siempre estaba contenta.
Nadie ha dicho jamás que la Santísima Virgen supiera algo de griego o latín. La Virgen extiende los brazos, los abre como un niño chiquito y se da completamente.
Lilus sabe cuántos peligros aguardan a quien trata de hablar bien, y prefiere callarse. Es mejor sentir que saber. Que lo bello y lo grande vengan a nosotros de incógnito, sin las credenciales que sabemos de memoria...
Las mujeres que escuchan y reciben son como los arroyos crecidos como el agua de las lluvias, que se entregan en una gran corriente de felicidad. Esto puede parecer una apología de las burras. Pero ahora que hay tantas mujeres intelectuales, que enseñan, dirigen y gobiernan, es de lo más sano y refrescante encontrarse de pronto como una Chiruelita que habla de flores, de sustos, de perfumes y de tartaletitas de fresa.
Chiruelita se casó a los diecisiete años con un artista lánguido y maniático. Era pintor, y en los primeros años se sintió feliz con todas las inconsecuencias y todos los inconvenientes de una mujer sencilla y sonriente que le servía té salado y le contaba todos los días el cuento del marido chiquito que se perdió en la cama, cuento que siempre acaba en un llanto cada vez más difícil de consolar.
Pero un día que Chiruelita se acercó a su marido con una corona de flores en la cabeza, con prendedores de mariposas y de cerezas en las orejas, para decirle con su voz melodiosa: "Mi chivito, yo soy la Plimavela de Boticheli. ¡Hoy no hice comilita pala ti!", con gesto lánguido el artista de las manías le retorció el pescuezo.
Estuve viendo a Elena en la Casa del Lector, cuando vino a Madrid con motivo de recibir el Cervantes. Me gusta la idea del blog de literatura condensada en la era de la brevedad. Yo me acabo de apuntar a un curso en la casa del lector, Escritura 2.0 que apoya esa confluencia entre literatura y las nuevas tecnologías. La literatura no se puede quedar rezagada. Además hay nuevas herramientas con las que todavía hay que experimentar y que pueden fomentar nuevas formas de escritura!!
http://casalector.fundaciongsr.com/1501/Curso-Escritura-creativa-2