EL GATO DE CHESHIRE, Enrique Anderson Imbert
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CAOS Y CREACIÓN
Al mundo le faltaba una criatura que pudiera consolar a todos. Entonces los hombres crearon a Dios. Sea que lo concibieran pensando en sus mejores sueños o, al contrario, que lo modelaran con el barro de la naturaleza y siguiendo las líneas del miedo, lo cierto es que Dios salió con figura humana.
Ya el mundo estaba completo: tenía Dios.
Las bestias, con la cabeza baja, siempre miraban hacia el suelo; los hombres, con la cabeza alta, a veces miraban hacia el cielo. Hacia dónde miraba el Dios recién inventado nadie lo pudo saber. Solo, muy solo, se quejaba de que, después de hacerlo tan parecido a los hombres, lo desterrasen sin embargo lejos de los hombres; y paseaba por los baldíos del cielo preocupado por la posibilidad de que un buen día, por inservible, los hombres lo deshicieran.
Al mundo le faltaba una criatura que pudiera consolar a todos. Entonces los hombres crearon a Dios. Sea que lo concibieran pensando en sus mejores sueños o, al contrario, que lo modelaran con el barro de la naturaleza y siguiendo las líneas del miedo, lo cierto es que Dios salió con figura humana.
Ya el mundo estaba completo: tenía Dios.
Las bestias, con la cabeza baja, siempre miraban hacia el suelo; los hombres, con la cabeza alta, a veces miraban hacia el cielo. Hacia dónde miraba el Dios recién inventado nadie lo pudo saber. Solo, muy solo, se quejaba de que, después de hacerlo tan parecido a los hombres, lo desterrasen sin embargo lejos de los hombres; y paseaba por los baldíos del cielo preocupado por la posibilidad de que un buen día, por inservible, los hombres lo deshicieran.
Ah, lo que daría por conseguir este libro...