VORÁGINE, Alexander Drake
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ALEXANDER DRAKE, Vorágine, Irreverentes, Madrid, 2012, 196 páginas.
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Esta obra ganadora del VII Premio Internacional Vivendia-Villiers de Relato contiene 85 narraciones, muchas de ellas microrrelatos.
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TRISTE Y SOLITARIO
Era sábado por la noche. Pensó en llamar a algún amigo y salir de cacería, pero al final se quedó en casa viendo una película porno por la tele. Prefería invertir cinco minutos en hacerse una paja en lugar de una vida entera intentando conquistar y mantener contenta a una mujer. Cuando terminó de darse placer se sintió relajado pero a la vez inmensamente vacío; como si le faltara una parte importante del cuerpo. Algo equiparable a la pérdida de una pierna o un brazo. Enseguida se percató de que esa extraña sensación era producto de su soledad; de la carencia de una compañera con la que compartir su día a día; de la ausencia de alguien a su lado a quien escuchar por las noches y a quien contar también sus pequeñas historias; del calor de un cuerpo junto al suyo al meterse en la cama; de la compañía de un alma afín con la que compartir su camino. Pensó fríamente en ello y se dio cuenta de que si continuaba con su actitud habitual terminaría sus días siendo un anciano triste y solitario; un pobre viejo abandonado que pasaría sus horas imaginando cómo habría sido su vida si hubiese mantenido alguna de sus relaciones del pasado con aquellas mujeres que llegaron a quererle de verdad.
Era sábado por la noche. Pensó en llamar a algún amigo y salir de cacería, pero al final se quedó en casa viendo una película porno por la tele. Prefería invertir cinco minutos en hacerse una paja en lugar de una vida entera intentando conquistar y mantener contenta a una mujer. Cuando terminó de darse placer se sintió relajado pero a la vez inmensamente vacío; como si le faltara una parte importante del cuerpo. Algo equiparable a la pérdida de una pierna o un brazo. Enseguida se percató de que esa extraña sensación era producto de su soledad; de la carencia de una compañera con la que compartir su día a día; de la ausencia de alguien a su lado a quien escuchar por las noches y a quien contar también sus pequeñas historias; del calor de un cuerpo junto al suyo al meterse en la cama; de la compañía de un alma afín con la que compartir su camino. Pensó fríamente en ello y se dio cuenta de que si continuaba con su actitud habitual terminaría sus días siendo un anciano triste y solitario; un pobre viejo abandonado que pasaría sus horas imaginando cómo habría sido su vida si hubiese mantenido alguna de sus relaciones del pasado con aquellas mujeres que llegaron a quererle de verdad.
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