OLVÍDATE DEL TANGO, Arnoldo Rosas

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ARNOLDO ROSAS, Olvídate del tango, CreateSpace, 2013, 102 páginas.

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CUESTIÓN DE SUERTE

   A veces uno se levanta con suerte. Salimos a pasear por las calles, nos asaltan los recuerdos más gratos y la nostalgia se nos adentra.
   “Luna, tú que la conoces / que sabes de las noches / que junto pasamos / en la orilla del mar
   Los pies van solos hacia el muelle. Sentado en el malecón, puedo mirar el reflejo en las aguas oscuras, todo el puerto fragmentado sobre las olas. Dan ganas de tirar piedras planas para que reboten una, dos, tres, tantas veces como cuando pequeño.
   «¿Sabes? El otro día me fui por allá y vi una mujer desnuda, desnudita. Me escondí entre las piedras y me la quedé mirando a ver qué hacía. Y no hacía nada. Se bañaba y salía; salía y se acostaba en la arena. Las mujeres son bien locas, ¿verdad? Bañarse desnuda, así, tan de noche, a ver si le sale un tiburón, ¿ah?... A que no la llegas hasta el bote».
   Pasa el viento oliendo a sal, acariciando la cara.
   “Recuerdos muy tristes me quedan / al verte en la noche alumbrar
   «Mira, ahí está, ¿no te dije? Agáchate que te va a ver. ¿Quién será? ¿Tú la conoces?»
   “Recuerdo su boca serena / y su triste mirar
   Los botes se mecen, como siempre, solitarios en la noche. Alguno está varado en la arena y, no sé, preferimos cambiar el frío de las losas por la aspereza de la madera.
   «Allá, ¿ves? Un hombre, allá, chico, nadando. Se abrazan, ¿ves?»
   “Ruégale que vuelva / que solo la espero / en la orilla del mar
   «Lo hubieras visto. Desde el cerro bajó otro hombre con una escopeta y les gritó no sé qué. Me fui corriendo hasta que escuché los disparos... ¿Sabes? La voz del tipo era como la de tu papá».
   Se cierran los ojos para escuchar mejor el murmullo, para sentir la brisa.
   Me gusta más recordarla sentada en el corredor, tejiendo en su mecedora vienesa, en compañía de mi hermana, escuchando por la radio “En la Orilla del Mar”... Pero, es que, a veces, también la suerte cambia.

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