FABULEARIO, Edward Lear

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EDWARD LEAR, Fabuleario, Anaya, Madrid, 1993, 272 páginas.

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Santiago R. Santerbás, editor y traductor, acompaña de un gran aparato crítico esta volumen en el que se recogen los Limericks y el Fabulario en prosa, además de un Espistolario y otros textos bajo la etiqueta de Miscelearánea.  
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A una dama el sombrero mancillaban
los pájaros que encima se posaban;
y decía: «¡Da igual!
Siempre fui muy cordial
con las aves que el gorro me pringaban!


(There was a Young Lady whose bonnet
Came untied when the birds sat upon it;
But she said, "I don‘t care!
All the birds in the air
Are welcome to sit on my bonnet!")


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FÁBULA MORAL DE LOS TRES PARES DE GAFAS

   Éranse una vez tres pobres estudiantes, muy cortos de vista, cada uno de los cuales poseía un solo par de gafas con montura de concha; y los tres se habían puesto en camino hacia una lejana Universidad con el propósito de competir por una cátedra.
   En el camino, mientras dormían al borde de la cuneta, un ladrón les robó sus tres pares de gafas con montura de concha. Al despertar, su confusión fue enorme. Dieron tras­piés, se cayeron, se extraviaron y, poco antes de anoche­cer, se encontraron con un buhonero.
   —¿Tiene usted gafas? —le preguntaron los tres desdicha­dos estudiantes.
   —Sí —respondió el buhonero—, precisamente tres pares; pero tienen monturas de oro primorosamente trabajadas. En realidad fueron hechas para el rey, y cuestan tanto y tanto.
   —Semejante suma —dijeron los estudiantes— es dispa­ratada. Es casi todo lo que tenemos.
   —No puedo cobrar menos —dijo el buhonero—. Pero aquí tengo una sartén de marfil hecha a mano que les puedo ofrecer por una suma insignificante; y les recomiendo viva­mente que la compren, porque es una ganga asombrosa, y es muy posible que no vuelvan a tener jamás ocasión de encontrar una oportunidad parecida.
   El mayor de los tres estudiantes dijo:
   —Seguiré mi camino a tientas si es preciso. Es ridículo comprar a tal precio uno de esos pares de gafas.
   —Pues yo —dijo el segundo— estoy decidido a adqui­rir la sartén de marfil hecha a mano. Cuesta poco y puede ser útil, y es probable que no vuelva a encontrar jamás una ganga tan extraordinaria.
   Sin embargo, el más joven de los tres, haciendo caso omiso de las risas de sus compañeros, compró las lujosas gafas con montura de oro, y en el acto dejó de ser corto de vista.
   ¿Qué sucedió después?
   El primer estudiante echó a andar, muy despacio, pero, a causa de su extrema cortedad de vista, cayó en una zanja y se rompió la pierna, y un hombre caritativo que por allí pa­saba lo llevó en un carro a su ciudad natal.
   El segundo estudiante prosiguió su camino, pero se ex­travió por completo y, después de muchas contrarieda­des, se vio forzado a vender la sartén de marfil hecha a mano por un precio muy inferior al que había pagado, lo que le permitió regresar a su hogar.
   El tercer estudiante llegó a la Universidad, aprobó la oposición y fue nombrado Profesor de Gruñología, con casa propia y salario fijo, y vivió feliz muchos años.

Moraleja: Pagar mucho por lo que es muy útil es más sensato que pagar poco por lo que no es útil.

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