LAS CHICAS VAN DONDE QUIEREN, Irene Cívico & Sergio Parra
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IRENE CÍVICO & SERGIO PARRA, Las chicas van donde quieren, Montena, Barcelona, 2019, 118 páginas.
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Estas 25 aventureras que cambiaron el mundo «creyeron en sí mismas, fueron extravalientes y abrieron el camino a todas las demás».
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KATIA KRAFFT: LA CHICA QUE NOS DESCUBRIÓ LOS SECRETOS DE LOS VOLCANES
Los volcanes son uno de los fenómenos más increíbles. Pero un volcán en erupción es una de las cosas que más miedo te da en el mundo, estaremos de acuerdo. Pues no, para Katia, no. Cuando veía un volcán en erupción, se iba de cabeza hacia él.
Con 14 años, Katia se fue con sus padres de vacaciones a Sicilia. Allí descubrió volcanes tan chulos como el Etna, ¡un volcán que sigue todavía en activo a día de hoy! Ese viaje le cambio la vida, porque en ese momento decidió que, de mayor, iba a ser vulcanóloga. Sin dudarlo. Katia se matriculó en la Universidad de Estrasburgo, estudió geología y se especializó en volcanes, claro. Allí conoció a Maurice, el amor de su vida y su compañero inseparable de aventuras.
Al acabar la carrera, ahorraron para poder visitar el volcán Estrómboli, situado en una pequeñísima isla de Italia y que está en constante erupción (0_0). Eso quiere decir que, cada 20 minutos aproximadamente, se escucha un rugido, tiembla todo el suelo y el volcán escupe fuego y lava. Supertranquilo. Una fiesta para Katia y Maurice, que hicieron millones de fotos documentando cómo era exactamente el proceso. Cuando las mostraron al mundo, crearon fascinación por todas partes y se dieron cuenta de que tenían futuro haciendo lo que más les gustaba.
Katia y Maurice no eran simples vulcanólogos (si ser eso es simple, vaya), Formaban parte de un grupo de élite que se hacía llamar el Grupo de Trabajo de los Volcanes Activos. O sea, que no se conformaban con estudiar los volcanes extinguidos o «dormidos». Este grupo de valientes estaba obsesionado con observar la actividad volcánica mientras sucedía. Y, cuando se enteraban de que había una erupción en algún rincón del planeta, eran los primeros en llegar y acercarse al cráter más que nadie. Katia hacia fotos, Maurice lo capturaba todo en vídeo. Durante los 23 años que estuvieron persiguiendo volcanes, documentaron más de 150 erupciones por todos los continentes, publicaron 20 libros, e hicieron 6 documentales y un buen puñado de programas de tele y miles de charlas alrededor del planeta. En el mundillo vulcanólogo eran conocidos como los Volcano Devils «los diablos de los volcanes», que se traduciría como las superestrellas del rock'n'roll de los volcanes. Básicamente.
Sus descubrimientos han ayudado a que ahora tengamos un mejor conocimiento de las erupciones volcánicas. Katia y su marido recolectaban minerales de todos los cráteres, así como muestras de viscosidad de la lava y del gas que desprendía el volcán. Gracias a ellos, sabemos que cuando un volcán erupciona, afecta al ecosistema de la zona y libera ingredientes básicos para la vida. Documentaron cómo nace un volcán y cómo se apaga, así como lo peligrosas que pueden llegar a ser las nubes de ceniza. Y lo hicieron en modo difícil: subiendo a los cráteres directamente y metiéndose en un lago de lava ácida para coger muestras..., al fin y al cabo ¡la lava solo está a 1.000 grados!
Sus estudios les permitían trabajar con los gobiernos. Pensad que muchas veces, la gente no era consciente de todo lo que podía pasar, así que Katia y Maurice les enseñaban sus fotos y vídeos a las autoridades locales para convencerles de la necesidad de tener protocolos de seguridad y de evacuación. Por ejemplo, cuando el volcán Pinalubo entró en erupción en Filipinas, los Krafft hicieron mediciones y tras ver que, encima, se acercaba un tifón convencieron a la presidenta del país, Corazón Aquino, de evacuar la zona y salvar así la vida a miles de personas.
Desde Filipinas se fueron volando a Japón, ya que les avisaron de que el volcán Unzen estaba entrando en erupción. El 3 de junio de 1991, cuando subían por el Unzen para observar la erupción, el flujo piroclástico (la nube de gas y materia volcánica que baja por la ladera de la montaña a más de 700 kilómetros por hora) cambió de dirección y arrasó todo lo que encontró a su paso. Más de 40 personas, incluidos Katia y Maurice, perdieron la vida en el volcán aquel día. El día anterior, Maurice le decía a las
cámaras que les acompañaron a ver la erupción que no le importaba morir el día siguiente, porque él ya era más que feliz con todo lo que había visto en la vida. Increíble.
Los Krafft son una leyenda en el mundo de los volcanes, pues nadie se atrevió a ir tan lejos como ellos, y por eso la medalla de distinción a los mejores vulcanólogos se llama la Medalla Krafft. Ah, y también hay un parque de atracciones en Francia que se llama Vulcania, donde además de divertiros, podéis ver gran parte de la colección de imágenes y muestras que recogieron Katia y Maurice. ¡Volcano Devils Forever!
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