IN EXCELSIS, Claudia Cortalezzi
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CLAUDIA CORTALEZZI, In excelsis, Macedonia, Morón, 2015.
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ENTREGA
Aquella mañana, después de la primera noche de amor con Rogelio, mientras preparaba el desayuno, noté que me había desaparecido el anular de la mano izquierda.
No había sangre ni cicatriz ni nada, sólo la falta de las tres falanges. Se me ocurrió que si hubiese tenido anillo de casada, lo habría perdido junto con el dedo.
Dos mañanas después, frente al espejo, descubrí que tenía un solo ojo.
A la semana necesité un perro lazarillo, y pronto de una silla de ruedas. Y Rogelio parecía no notar las ausencias en mi cuerpo. Por el contrario: cada día lo sentía más enamorado de mí. Con pequeños gestos, me hacía sentir única.
Y así continuó la secuencia: yo ya no comía, porque había perdido el estómago. A eso le siguieron los riñones, los intestinos. Hasta que sólo me quedó el corazón.
Fue entonces cuando Rogelio me lo dijo. Que no me quería más, me dijo.
Original, me encantó
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