GRIEGO PARA PERROS, Antonio Báez

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ANTONIO BÁEZ, Griego para perros, Sabara, 2012, 216 páginas.

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JAZZ

   Se prendió en un incendio provocado por él mismo. Por un cigarrillo en la cama. Todos los periódicos locales dando la noticia. Dejó la noche cuando se cansó de la noche. Lo dejó todo. Cerró El Cantor de Jazz, al que tantas veces fui, solo o con Lola, solo o con alguien, y comenzó una vida diurna de universitario juvenilmente envejecido. Era fácil verlo, bohemio descolocado, a lomos de una bici llena de óxido. Ahora poemas, pastillas, alcohol y caída. Lo mejor del jazz. La muerte rondadora. Su padre murió de alcoholismo, su hermana se suicidó y su madre, como él, refrita en un incendio. Organizó hermosos, espeluznantes recitales. Al cabo de uno de ellos interpeló así al poeta:
   —Maestro, creo que no llegaré a viejo.
   —Llegarás a viejo, y antes de lo que te imaginas, le replicó éste.
   Luego un libro póstumo para coleccionistas de alfabetos, que dejó grabado en un CD, Love´s Labours Lost, bajo este amparo shakesperiano, con el título de Las calles del miedo. Su nombre era Miguel Hernández, como el poeta, seguido de Torralbo.





1 comentarios en "GRIEGO PARA PERROS, Antonio Báez"

  1. PACO dice:

    Tus personajes no buscan ser mejores, y enseñarles es como intentar hacer hablar a un perro el griego.