LAS 101 CAGADAS DEL ESPAÑOL, María Irazustra

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MARÍA IRAZUSTRA, Las 101 cagadas del español, Espasa, Madrid, 184 páginas.

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Anunciado como un breve bestiario que Reprende nuestro idioma y descubre algunas curiosidades este ameno libro, resulta ser, en palabras de Ramón Pernas (La voz y la palabra), "un monumental conjunto de vicios del idioma, suavizado por curiosidades costumbristas [...] y un pre catálogo de palabras en vías de extinción".
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¿EN TU CASA O EN LA MÍA?

   Hacer el amor es una expresión que nos prestaron los franceses, inventores del amor cortés, y que hoy día parece tener un único significado: ‘tener relaciones sexuales’. Sin embargo, en los doblajes de películas de los años cincuenta es frecuente oírlo con el sentido de ‘cortejar’ o ‘flirtear’.
   A primera vista, podría parecer un uso pudoroso o una imposición de la censura de la época, pero esa expresión —con el mismo sentido— se encuentra en doblajes mexicanos o franceses. Además, ¿por qué iba a usar un púdico doblador de aquellos años una expresión que se podía sustituir fácilmente por las más directas de cortejo o galanteo?
   Los cierto es que el uso de hacer el amor por cortejar, además de figurar como primera acepción en el diccionario de la RAE, es mucho más antiguo y, por supuesto, muy anterior al doblaje o a la censura: «Cuando mi interlocutor acabó de hablar, la niña rubia y el joven que le hacía el amor repasaban juntos un álbum de caricaturas de Gavarni» (Gustavo Adolfo Bécquer). Este uso de la palabra da lugar a divertidos malentendidos: «Y así como te leo ahora, te leí cuando me hacías el amor a estilo filosófico, pobre hombre…» (Benito Pérez Galdós).
   Esto por lo que se refiere al balzaquiano «hablar de amor, es hacer el amor», porque cuando se intenta pasar de la palabra al acto, esto es, del requiebro al pico, cabe el riesgo de que te hagan la cobra, esa manera tan gráfica de describir la reacción de rechazo a una aproximación furtiva indeseada, pero también de que la cosa acabe en el revolcón del siglo.
   Para la RAE ‘cortejar’ es la segunda de las acepciones de la locución hacer el amor, y la primera es ‘galantear’, que en el actual román paladino, es decir, en el lenguaje de la calle, vendría a ser tirar los tejos, frase de disputada procedencia. Hay quien relaciona esta expresión con el juego del tejo, consistente en tirar trozos de teja para derribar un palo, y con el hecho de fallar con la intención de que quede cerca de la chica a la que se pretende; otros, con la costumbre celta de colocar ramas de tejo en la puerta o ventana de la amada. Aunque quizá la explicación más plausible, por sencilla, sea aquello de arrojar chinas a la ventana de la chica a la que se ronda para llamar su atención. En cualquier caso, la frase ha derivado al actual tirar los trastos, que se parece demasiado a tirarse los trastos; no sabemos si porque del amor al odio solo hay un paso.

1 comentarios en "LAS 101 CAGADAS DEL ESPAÑOL, María Irazustra"

  1. Nada como un buen Bestiario para animar el espíritu...

    Te deseo un año nuevo muy feliz