EL LIBRO DE LAS FÁBULAS, Concha Cardeñoso Sáenz de Miera & Emilio Urberuaga
0
CONCHA CARDEÑOSO & EMILIO URBERUAGA, El libro de las fábulas, Combel, Barcelona, 2010, 160 páginas.
**********
Señala Albert Jané en el Prólogo (pp. 11-13): "ofrecemos al público lector actual, en especial a los jóvenes lectores, una colección de sesenta y cuatro fábulas tradicionales.". Las fuentes: Esopo, Fedro, Ramón Llull y La Fontaine. Las ilustraciones: Emilio Urberuaga.
**********
EL RUISEÑOR Y EL MURCIÉLAGO
Érase una vez un ruiseñor que vivía encerrado en una jaula, la cual estaba colgada a un lado de una ventana; se pasaba la noche cantando, de forma que sus trinos, armoniosos y dulcísimos, llenaban la oscuridad nocturna de música melodiosa.
Una noche se le acercó un murciélago que siempre revoloteaba por los contornos y oía su canto.
—Amigo ruiseñor —le dijo—, ¿por qué cantas siempre de noche, y en cambio no se te oye nunca de día?
—¡Pobre de mí! —respondió el cantor con voz compungida—. Tengo mis motivos, no creas, y, ya que me lo preguntas, te los voy a contar. Antes, siempre cantaba de día, no hacía otra cosa durante las horas de luz. Así fue como me descubrieron, me atraparon y me encerraron en esta jaula. Por eso, ahora sólo canto de noche, pero de día callo como un muerto. Si se quiere evitar la desgracia, lo mejor es ser prudente.
El murciélago, un tanto perplejo ante la explicación del ruiseñor, le respondió aproximadamente con estas palabras:
—Ya no es necesario que tengas cuidado ni prudencia. De nada te sirve cantar de noche y callar de día. Eso tendrías que haberlo hecho antes de que te cazasen; ahora ya da igual.
¡Cuánta razón tenía el murciélago! Porque, cuando el mal está hecho, de nada sirve la prudencia.
Érase una vez un ruiseñor que vivía encerrado en una jaula, la cual estaba colgada a un lado de una ventana; se pasaba la noche cantando, de forma que sus trinos, armoniosos y dulcísimos, llenaban la oscuridad nocturna de música melodiosa.
Una noche se le acercó un murciélago que siempre revoloteaba por los contornos y oía su canto.
—Amigo ruiseñor —le dijo—, ¿por qué cantas siempre de noche, y en cambio no se te oye nunca de día?
—¡Pobre de mí! —respondió el cantor con voz compungida—. Tengo mis motivos, no creas, y, ya que me lo preguntas, te los voy a contar. Antes, siempre cantaba de día, no hacía otra cosa durante las horas de luz. Así fue como me descubrieron, me atraparon y me encerraron en esta jaula. Por eso, ahora sólo canto de noche, pero de día callo como un muerto. Si se quiere evitar la desgracia, lo mejor es ser prudente.
El murciélago, un tanto perplejo ante la explicación del ruiseñor, le respondió aproximadamente con estas palabras:
—Ya no es necesario que tengas cuidado ni prudencia. De nada te sirve cantar de noche y callar de día. Eso tendrías que haberlo hecho antes de que te cazasen; ahora ya da igual.
¡Cuánta razón tenía el murciélago! Porque, cuando el mal está hecho, de nada sirve la prudencia.
0 comentarios en "EL LIBRO DE LAS FÁBULAS, Concha Cardeñoso Sáenz de Miera & Emilio Urberuaga"
Publicar un comentario