CÓMO SE SALVÓ EL MUNDO Y OTROS CUENTOS INDIOS, Edward S. Curtis (editor)
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EDWARD S. CURTIS (editor), Cómo se salvó el mundo y otros cuentos indios, José J. de Olañeta, Palma de Mallorca, 1992, 112 páginas.
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Edward K. Flagler advierte en su prólogo cómo "a través de esta selección el lector podrá penetrar en el mundo del indio americano y apreciar su enorme belleza y poesía".
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ZORRO Y LOS OSOS
Había dos osos que eran hermanos y vivían en un lugar no lejos de aquí. Uno de ellos estaba enfermo, y el otro hacía todo cuanto podía para salvarlo. Cantaba, hacía medicina, pero su pobre hermano, en vez de mejorar, estaba cada vez peor. Aullaba de dolor. Pues bien, Zorro se enteró del hecho y se presentó para ver qué podía hacer. Dio tratamiento tras tratamiento al enfermo, pero, a pesar de todo, Oso murió.
Cuando se disponían a enterrar el cuerpo, Zorro dijo: «No lo enterréis en el suelo. Sería mejor... arrojarlo simplemente al agua.»
Después Zorro se fue a su casa y dijo a sus hijos que fueran río abajo y que, cuando vieran a Oso flotando, lo sacaran del agua y lo llevaran a casa. Así lo hicieron, y no pasó mucho tiempo antes de que Zorro y su familia celebraran un magnífico banquete.
Mientras comían, un pajarito se posó y pidió un poco de comida. Pero no quisieron darle nada. El pájaro dijo: «Sé a quién os estáis comiendo. Y, si no me me dais un poco, iré a decir al otro oso lo que habéis hecho con el cuerpo de su hermano.»
«Vete de aquí. Di lo que quieras.»
El pájaro se alejó volando, y Zorro empezó a tener miedo. Escondió toda la carne. Luego miró a sus hijos y reflexionó unos minutos. Pues bien, esto es lo que hizo: les cortó todo el pelo, se cubrió a sí mismo de cenizas, y todos empezaron a lamentarse.
Pronto apareció el otro oso. Se detuvo y observó. Estuvo mirando durante mucho, mucho tiempo. Luego se dijo a sí mismo: «Su corazón es leal. Están llorando la muerte de mi pobre hermano.»
Y el oso se fue. Tan pronto como desapareció de su vista, Zorro y sus hijos se dirigieron al lugar donde habían enterrado la carne y la desenterraron. Tenía muy buen aspecto, y siguieron comiendo hasta que se terminó por completo.
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