EL ARTE DE TIRARSE PEDOS, Pierre-Thomas-Nicolas Hurtaut

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PIERRE-THOMAS-NICOLAS HURTAUT, El arte de tirarse pedos, Pepitas de calabaza, Logroño, 2009, 108 páginas.
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Ilustra este Ensayo físico-teórico y metódico de 1751 José María Lema. En A modo de introducción (pp. 7-10) Antón Ventolín señala la valía del trabajo del ilustrado: "... el siglo XVIII, el siglo de las luces, se convirtió también, de la mano de Hurtaut, en el siglo de los aires". 

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PEDOS DE PROVINCIAS

Se nos ha asegurado, por parte de gente que lo ha experimentado, que estos pedos no son tan falsos como los de París, donde todo se refina. No se sueltan con tanto alarde, sino que son naturales y tienen un cierto regusto salino, parecido al de las ostras verdes. Abren agradablemente el apetito.

PEDOS DOMÉSTICOS

Nos hemos enterado, por los comentarios de una famosa ama de llaves de Petersburgo, que ese tipo de pedos tiene un gusto excelente cuando son tempraneros y que cuando están calientes se les cruje con placer, pero que cuando están duros pierden su sabor y parecen píldoras que sóIo se ingieren por necesidad.

PEDOS DE VIRGEN

Nos escriben desde la isla de las amazonas que los pedos que producen allí son de un gusto delicioso y muy buscado. Cuentan que sólo los hay en ese país, pero no nos lo creemos; no obstante admitimos que son extremadamente raros.

PEDOS DE MAESTROS DE ESGRIMA

Las cartas desde un campamento cercano a Constantinopla indican que los pedos de maestros de esgrima son terribles y que no es nada bueno olerlos de cerca, ya que como siempre están protegidos por un peto, Se dice que uno sólo puede acercarse a ellos con un florete en Ia mano.

PEDOS DE SEÑORITA

Son manjares exquisitos, sobre todo en las grandes ciudades, donde se los toma por pastelillos con esencia de azahar.


PEDOS DE JOVENCITAS

Cuando son maduros tienen un cierto gusto a "más, quiero más", que deleita a los verdaderos entendidos.


PEDOS DE CASADAS

Mucho podríamos transcribir sobre estos pedos, pero nos contentaremos con la conclusión del autor y diremos, de acuerdo con él, que sólo tienen gusto para los amantes y que los maridos no les hacen normalmente mucho caso.


PEDOS DE BURGUESES

Los burgueses de Ruán y de Caen nos han enviado una larga carta en forma de disertación sobre Ia naturaleza de los pedos de sus mujeres y nos gustaría satisfacer tanto a los unos como a los otros, pero no podemos decidir mejor que asegurándoles que el pedo de burgués tiene un buen tufillo, ya que está bien cebado y debidamente aderezado, con el que uno se puede contentar a falta de otros.


PEDOS DE CAMPESINOS

Para contestar a algunos bromistas de mal gusto que han echado a perder ha reputación de los pedos de campesino, nos escriben desde los alrededores de Orleans que son hermosos y están bien confeccionados. A pesar de estar condimentados a la aldeana, mantienen el buen gusto y se asegura a los viajeros que es un verdadero bocado para ellos y que podrán tragarlos con plena seguridad, como cerezas.


PEDOS DE PASTOR

En opinión de las pastoras del valle del Tempe, en Tesalia, sus pedos tienen el verdadero tufillo del pedo, es decir, que huelen a naturaleza, ya que se producen en un terreno en el que crecen plantas aromáticas como el serpol y la mejorana, y que creen que sus pedos se distinguen de los de otras pastoras nacidas en terrenos incultos. La marca distintiva que muestran para reconocerlos y no equivocarse es hacer lo mismo que se hace con los conejos para asegurarse de que son de campo, olerles el culo.


PEDOS DE VIEJA

El comercio de estos pedos es tan desagradable que no se encuentra mercader que los venda. No pretendemos con eso impedir a nadie que meta las narices, el comercio es libre.

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