REINAS DE LOS MARES, Jane Yolen

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JANE YOLAN, Reinas de los mares, Oniro, Barcelona, 2009, 104 páginas.

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En el artículo 3 del pirata Bartholomew Roberts se leía: cualuiqe marinero que «lleve a bordo a una mujer disfrazadad e hombre será ejecutado». Y a pesar de ello, por este libro ilustrado por Christine Joy Pratt surcan las historias de Las mujeres piratas alrededor del mundo: desde Artemisa (500 a.c.) a Madame Ching (s. XIX).  
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RACHEL WALL

Estados Unidos de América: a fines del siglo XVIII

   Rachel Wall nació en 1760 en Carlisle, Pensilvania, y creció en una próspera granja. Recibió una rígida educación en la que la obligaban a recitar oraciones diarias y escuchar lecturas bíblicas el sabath. Rachel acabó odiando este régi­men tan estricto y al llegar a la adolescencia huyó de casa. Aunque regresó a ella, volvió a fugarse, en esta ocasión con George Wall, un marinero.
   Durante los primeros años de matrimonio Rachel tra­bajó de criada en el barrio de Beacon Hill de Boston y su marido George, de pescador. Pero durante la Revolución americana George sirvió a bordo de un corsario. De pron­to los Wall vieron la piratería como un medio de progre­sar en el mundo.
   Robaron un balandro en Essex y zarparon hacia la isla Appledore, donde tramaron un plan. Consistía en rasgar las velas del barco e izar la señal de soco­rro después de una tormenta es­tival. Rachel se quedaba planta­da en la borda, gritando, hasta que pasaba un barco por el lugar y se detenía para ayudarla. En cuanto los rescatadores subían a bordo, George y la tripulación com­puesta de cinco piratas los asesi­naban.
   De 1781 a 1782 los Wall reu­nieron seis mil dólares en metálico —una enorme suma en aquellos tiempos— e incluso más aún con los cargamentos captura­dos, que vendían en Boston y Portsmouth. En total mataron a veinticuatro hombres. Las autoridades creían que los barcos pirateados se habían hundido durante las tormentas que azotaban la Costa.
   Lo más curioso es que George murió ahogado durante un huracán y Rachel volvió para trabajar de sirvienta en Bea­con Hill. Pero como aquella vida le parecía demasiado tran­quila y muy mal pagada, volvió a las andadas, trepando sigi­losamente a las naves ancladas en el puerto de Boston y robando a los marineros mientras dormían. Pero la capturaron y juzgaron no sólo por los robos sino también por un ase­sinato cometido a bordo. En la cárcel confesó todas las fe­chorías de su vida como pirata. La enviaron al cadalso en Boston Common el 8 de octubre de 1789; fue la última mu­jer a la que ahorcarían.

1 comentarios en "REINAS DE LOS MARES, Jane Yolen"

  1. Rafa dice:

    mmmnn... no debería haber confesado en la cárcel, era mejor que la juzgasen por un solo asesinato, creo yo... Aunque la sentencia sería temible en todo caso.