ÁNGEL PARIENTE,
Repertorio de ideas del surrealismo (1919-1970),
Pepitas de calabaza, Logroño, 2014, 178 páginas.
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En A veces ruina, siempre Fénix (pp. 7-12) Ángel Pariente explica el proyecto: recopilar "las opiniones que el grupo surrealistas sostuvo desde 1919 hasta 1978".
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AMOR
Hay más amor bajo el lóbulo de tu oreja que esperanza en la cabecera de la cama de un padre moribundo.
Jacques Rigaut, c. 1920
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El amor es como un incendio. La llama que lo inaugura es espléndida y orgullosa. Las que vienen después sólo queman, consumen y al final dejan cenizas.
Simone Breton, 1924
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He soñado tanto contigo, caminado, acostado, hablado tanto con tu fantasma, y, no obstante, quizás sólo me queda ser fantasma entre los fantasmas y cien veces más sombra que la sombra que se paseará alegremente sobre el reloj de sol de tu vida.
Robert Desnos, 1926
El arte es el producto de expresiones personales de una sucesión de individuos; no es cuestión de progreso. El progreso es, simplemente, una gran pretensión por nuestra parte. No existe progreso, por ejemplo, en Corot en relación con Fidias y «abstracto» y «figurativo» sólo son expresiones a la moda de hoy. No está ahí el problema: una pintura abstracta quizás no parecerá abstracta dentro de cincuenta años. [..]
En arte no existe la perfección. Y se produce siempre una pausa artística cuando los artistas de una época determinada se contentan con proseguir el trabajo donde su predecesor lo ha abandonado, continuando lo que este hacía.
Marcel Duchamp, 1946
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La consecuencia más grave de esta situación es que en arte la relación entre la producción y el consumo está completamente falseada: la obra de arte, con raras excepciones, escapa de los que le profesan un amor desinteresado para convertirse, entre indiferentes y cínicos, en simple pretexto de inversión financiera. De valor emancipador que debería ser, se transforma en instrumento de opresión en la medida en que contribuye, de forma notable, al crecimiento de la propiedad privada.
André Breton, 1947
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El arte es un fruto que brota del hombre como el fruto brota de la planta o el niño del seno de su madre. Pero mientras que el fruto en la planta, el fruto en el animal, el fruto en el seno de la madre adopta formas autónomas y naturales, el arte, fruto espiritual del hombre presenta la mayoría de las veces un parecido ridículo con otra cosa. Es en nuestra época cuando la pintura y la escultura se han liberado de parecerse a una mandolina, a un presidente trajeado, a una batalla, a un paisaje. Amo a la naturaleza pero no a sus sucedáneos. El arte naturalista, ilusorio, es un sucedáneo de la naturaleza.
Jean Arp, c. 1947
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CADÁVER EXQUISITO
A menudo y voluntariamente, varios de nosotros nos hemos reunido para juntar palabras o para dibujar fragmentariamente un personaje. ¡Cuántas tardes pasadas creando con amor una multitud de cadáveres exquisitos! Nos esforzábamos por ser el que encontrase más encanto, más unidad, más audacia en esta poesía producida colectivamente. Ningún otro cuidado, ningún otro recuerdo de la miseria, del aburrimiento, de la costumbre. Jugábamos con las *imágenes y no había perdedores. Todos querían que ganase otro y cuanto más mejor para dárselo todo. La maravilla ya no pasaba hambre. Su rostro desfigurado por la pasión nos parecía infinitamente más bello que todo lo que podríamos decirnos cuando estamos solos—pues entonces no sabemos responderle.
Si uno de nosotros planteaba una pregunta, la angustia o la confianza sólo le llegaba de la respuesta obtenida. Había escrito su pregunta sin enseñarla, no se la había planteado más que a sí mismo y he aquí que otro respondía con seguridad, desconociendo la pregunta.
Paul Eluard, 1932
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DEPORTE
«Creo firmemente que el deporte es el medio más seguro de producir una generación de perniciosos cretinos», escribió Léon Bloy, sin sospechar que estas proféticas palabras podrían pronto aplicarse a numerosas generaciones de todos los continentes. Bajo la máscara del juego, del que es la caricatura si no es la negación, o mejor aún del apoliticismo y de esa forma falaz de internacionalismo del que ya Charles Maurras decía: «este internacionalismo no matará a las patrias, más bien las fortalecerá», el deporte progresa desde hace un siglo como una inmunda elefantiasis. Para el deporte, los dirigentes de todos los países no escatiman medios, no solamente porque lo consideran complementario del servicio militar, sino porque como «forma de embrutecimiento», denunciado nuevamente por Benjamin Péret, se lleva seguramente la palma.
Georges Sebbag, 1965
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POESÍA
En primer lugar pongamos como axioma que la poesía, a partir de cierto nivel, se burla absolutamente de la salud mental del poeta. Su más alto privilegio es extender su influjo mucho más allá de los límites fijados por la razón humana. No puede haber para ella más escollos que la trivialidad y el consentimiento universal. Desde Rimbaud y Lautréamont sabemos que los cantos más bellos son también a menudo los más huraños. Aurelia, de Nerval, los Poemas de la locura, de Hólderlin, las pinturas de la época de Arles de Van Gogh, son lo que colocamos en lo más alto de su obra.
André Breton, 1959
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La poesía tiene una puerta herméticamente cerrada para los imbéciles, abierta de par en par para los inocentes. No es una puerta cerrada con llave o con cerrojo, pero su estructura es tal que, por más esfuerzos que hagan los imbéciles, no pueden abrirla, mientras cede a la sola presencia de los inocentes. Nada hay más opuesto a la imbecilidad que la inocencia. La característica del imbécil es su aspiración sistemática a cierto orden de poder. El inocente, en cambio, se niega a ejercer el poder porque los tiene todos.
[...] La poesía pretende cumplir la tarea de que este mundo no sea sólo habitable para los imbéciles.
Aldo Pellegrini, 1961
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La poesía tiene el triste privilegio de hacer ratificar más tarde por la vida, sus premoniciones más pesimistas, sus desolaciones más cabales. No es, sin embargo, el rol esencial de la poesía el fatalismo, ni el anuncio de la ruina o de la miseria. La vida, la sociedad actual la confinan, al confirmar a los seres sensibles, lúcidos, en los extremos límites de la desesperación.
César Moro, c. 1950
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SATIE, ERIK [1866-1925]
Satie ha querido decir que el piano «como el dinero sólo es agradable al que lo toca»: esto me ha hecho sentir cómodo, ya que soy contrario a la música instrumental desde siempre. Lo lamento más por haber comprendido demasiado tarde, después de su muerte, el ser excepcional que fue y que una cortina de espinas —su malicia, sus estudiados tics— me ocultaba. [...] El paso del siglo XIX al siglo XX no ha supuesto ninguna evolución del espíritu más cautivadora que la de Satie. Tendido entre estos dos puntos extremos, los místicos y Platón, durante treinta años la fatalidad del espíritu moderno ha hecho vibrar esta cuerda al unísono con la de su compatriota Alphonse Allais y más aún con la de Alfred Jarry. [...J No existe escuela más alta de libertad con respecto a las convenciones, ni sonrisa más traviesa y, a fin de cuentas, tan conmovedora por encima de su abismo interior, de la más negra especie, de la cual se escapa la nube de estos dibujos e inscripciones caligráficas en total soledad.
André Breton, 1955