LA CHICA SOBRE LA NEVERA, Etgar Keret

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ETGAR KERET, La chica sobre la nevera, Siruela, Madrid, 2006, 188 páginas.

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SUBIR EL LISTÓN

   Cuando Nandi Schwartz, el saltador de pértiga alemán, pasó en el segundo intento la barrera del seis sesenta, no pensaba en nada. Tenía atascado en la garganta algo del tamaño de una pelota de billar y cuando siguió con los ojos la trayectoria de sus tensadas piernas pasando por encima del listón sin tocarlo, tuvo que hacer un gran esfuerzo para que las lágrimas no se le saltaran. Se hundió en la colchoneta que tenía debajo, sorprendido por las enormes lágrimas que lo ahogaban mientras el comentador comparaba su récord con el del legendario Bob Beamon.
   —Todo el que ha estado aquí hoy ha visto un pedazo de historia —proclamaba la megafonía.
   Mientras, Nandi Schwartz, el único que no lo había pod­ido ver bien del todo, mantenía el brazo en alto para con­tar a las cámaras.
   El contestador automático de Nandi no decía nada, sino se limitaba a pitar con un laconismo que rayaba en la elegancia. Pero eso no impidió a los representantes de «Kluges» dejar en él tres mensajes. «Subir el listón», ésa era su propuesta para la nueva gira de promoción de Nandi, «¡Ocho vitaminas en lugar de seis!», «Noventa mil dólares en el banco». Nandi no oyó los mensajes porque en ese momento estaba en la ducha. Yacía en posición fetal sobre el suelo de cerámica, dejando que el agua caliente le quemara la espalda. El vapor salía por los poros calcinados de Nandi como de una cafetera oxidada. Y él, con el pulgar en la bo­ca, se estaba meando en el agua mientras veía cómo la orina amarilla desaparecía en forma de remolino por el desagüe. Aquellos noventa mil dólares podían haberle arreglado la vida, sólo que, por desgracia, ya la tenía más que arreglada con su dúplex de cinco habitaciones en la zona norte de Bonn. En un suelo de cerámica se cocía un pedazo de histo­ria, chupándose a través del dedo la memoria de sus muchas hazañas. Además de dinero, honores y salud, tenía sesenta y tres chicas. Cada una con su propia historia, y alguna de ellas con más de una. Si quería subir el listón tendría que en­contrar una mayor de cincuenta y tres años y catedrática, y si quería bajarlo tendría que encontrar a una menor de die­ciséis años y con un ligero retraso mental.

1 comentarios en "LA CHICA SOBRE LA NEVERA, Etgar Keret"

  1. Una página muy interesante.