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NOCHES Y DÍAS
Los microrrelatos no sentimos ni frío ni calor; no nos aqueja el hambre ni experimentamos la saciedad. En cambio, percibimos agudamente los días y las noches. Tal vez esto se explique por la importancia que tiene la luz para nosotros. En nuestra imperfecta fisiología, la luz está asociada con la claridad de la expresión; si alguna vez conseguimos lograr la belleza, ese momento mágico se une a una explosión de luminosidad. Desgraciadamente, lo contrario es también cierto: detestamos la oscuridad y la asociamos con la expresión deficitaria, la que fastidia o aburre a nuestros mejores lectores. De noche apenas si respiramos, pero la luz del alba nos devuelve nuestra plenitud.
Los microrrelatos no sentimos ni frío ni calor; no nos aqueja el hambre ni experimentamos la saciedad. En cambio, percibimos agudamente los días y las noches. Tal vez esto se explique por la importancia que tiene la luz para nosotros. En nuestra imperfecta fisiología, la luz está asociada con la claridad de la expresión; si alguna vez conseguimos lograr la belleza, ese momento mágico se une a una explosión de luminosidad. Desgraciadamente, lo contrario es también cierto: detestamos la oscuridad y la asociamos con la expresión deficitaria, la que fastidia o aburre a nuestros mejores lectores. De noche apenas si respiramos, pero la luz del alba nos devuelve nuestra plenitud.
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