VICTORIA BERMEJO, Cuentos sólo para niños, El Aleph, Barcelona, 2004, 78 páginas.
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Entrega masculina: textos de Victoria Bermejo, dibujos de Miguel Gallardo.
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—Que sí.
—Que no
Ángel quitó el tapón del baño, las aguas empezaron a agitarse y una extraña fuerza empezó a chuparlo, a chuparlo hacia abajo, de manera que se coló por el desagüe y circuló por cañerías muy extrañas a toda velocidad hasta aparecer, casi sin respiración, en una isla con un cartel que decía: “Bienvenido a Quitatapones”.
—Allí había varios niños igual que él, desnudos, con el pelo mojado y tiritando. Una mujer habló:
—Hola, señoritos quitatapones, si os queréis quedar aquí, en Quitatapones Alto, muy bien. No creceréis más y siempre permaneceréis desnudos y mojados. Si por el contrario queréis regresar al lugar de donde vinisteis tenéis que hacer lo siguiente: arrancaros el dedo meñique de un mordisco, colocároslo en el oído derecho, como si fuera un tapón, taparos la nariz y tiraros desde esa montaña al lago que hay abajo. Así apareceréis en el lugar de donde vinisteis.
¿Qué hacer? Ángel no sabía qué decisión tomar. Quería volver a ver a su madre y a su hermana, pero por otra parte arrancarse el dedo era un poco fuerte. Estuvo dándole vueltas hasta que se dijo: «Está claro, vuelvo, quiero volver». Se fue a lo alto de la montaña, abrió la boca, se acercó el dedo, apretó con todas sus fuerzas y se lo arrancó con todo el dolor, se lo puso en la oreja y se tiró, aunque sentía un vértigo terrible, al lago.
Sintió como si se hubiese quedado dormido, pero lo notaba todo de verdad. Pasó por cañerías y cañerías, hasta que como si fuese de goma atravesó el desagüe y sacó la cabeza. Volvía a estar en la bañera llena. Lo primero que hizo fue mirarse la mano y casualmente el dedo meñique estaba allí.
Oyó decir a su madre:
—Que te he dicho que ni se te ocurra abrir el tapón.
—Ni loco lo abro contestó Ángel mirándose su mano entera. Te aseguro que no lo pienso abrir.
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