RAMÓN AGUIRRE, Mitos de insomnia, Sueños de Papel, Málaga, 2011, 82 páginas.
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FALSO CUERPO
Eran las doce de la noche, aunque las agujas del reloj de la catedral señalaban las doce menos cinco. Iba retrasado unos minutos, los suficientes para que alguien muriese hoy y no mañana.
Aunque era verano, sentía frío y aquella fogata en la playa, que parecía inmensa vista desde el cielo, calentaba más bien poco. Todos se habían ido y olvidaron apagarla.
El telón del nuevo día aún no se había alzado, pero el espectáculo continuaba y debía proseguir. Así lo queríamos todos.
Tarde o temprano la muerte llega y a Jacq’s lo andaba buscando: en moto, de negro, rubia de bote y con pechos de silicona.
Torció una esquina y en un callejón ella lo esperaba; le ofreció su cuerpo y éste lo encontró, muriendo en el acto. Quedó claro una vez más, que cuando la muerte lucha y está escrito que debe vencer, no hay quien la detenga.
Después de que fueran las doce o unos segundos antes según el reloj de la catedral, murió Jacq’s, en los brazos de un falso cuerpo de mujer, que lo buscaba y lo encontró.
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