miércoles, agosto 22, 2012

EL SABOR DEL VIENTO Y OTROS RELATOS, Ramón Gil Novales

RAMÓN GIL NOVALES, El sabor del viento y otros relatos, Montesinos, Barcelona, 2005, 216 páginas.

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LA VIDA

   Con dificultad se incorporó en la cama. El filete de luz que bajaba por la ranura del balcón no precisaba los contornos, y le costó encontrar las zapatillas. Había dormido bien y le inquietó ese cansancio, esa atonía tan sin motivo. Volvía como en paladeo el sabor del cuerpo de ella, la plenitud de los senos, el ansia de sus labios, la tersura de su piel, el cobijo de los brazos, la trabazón lenta y el ardor acompasado que los enardecía. Y la calma y el asalto repentino del sueño. Se puso en pie, escuchó la respiración de ella: suave, como lejana, apenas perceptible.
   Alcanzó la puerta y salió del dormitorio. Aún era temprano, acababa de adentrarse la mañana. En la cocina bebió un vaso de agua fría y se encaminó hacia el cuarto de baño. Encendió la luz, se iluminó el espejo, y alguien que no podía ser más que él siguió la derrota angustiada de sus ojos, el pasmo de su semblante, el jadeo de su boca, falta de aire. Incapaz de articular palabra, emitió un sonido gutural, de un desgarro sin eco, hondo, como dolor viejo. Abrió el grifo, se remojó las sienes y mejillas. Volvió a mirar. Seguía allí, frente a él la mirada en ocaso, hundidos los ojos, ya sin matiz ni brillo. Perdidas las cejas, ralo el cabello cano, su piel cruzada de pliegues. Levantó los brazos, abrió las manos como en grito, implorando o maldiciendo.
   Salió a tientas en busca del teléfono. Llamaría al médico de urgencias, acudiría en su auxilio, sabía que tenía cura y que pronto volvería a ser quien había sido. Encontró el número, no llegó a marcarlo. Sintió una desazón que lo vaciaba por dentro, y comprendió que la prisa carecía de sentido. Regresó al dormitorio, entreabrió el balcón y se acercó a la cama. Contempló el cabello blanco sobre la almohada, las arrugas del rostro, el cuerpo empequeñecido. Se sentó y escuchó la respiración de ella: suave, como lejana, apenas perceptible.

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