ANTONIO PEREIRA, Sesenta y cuatro caballos, Calambur, Madrid, 2011, 144 páginas.
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Antología que muestra cómo la obra de Pereira está bañada por una deliciosa poción que, sin fisuras al tacto, disuelve tanto ingredientes poéticos como narrativos. El exquisito prólogo de Juan Carlos Mestre, El hilo de la cometa (pp. 7-19), resulta un inmejorable aperitivo que invita a degustar los sabores más sobresalientes del autor: "Antonio Pereira supo lo que debiera saber desde Cervantes todo aquel que pretenda dedicarse a la literatura, que fracasar no es perder, sino la generosa certidumbre de que la huella de la esperanza y el desafío de los sueños pendientes de ser soñados lleva siempre mucho más lejos que el abandono de la utopía [...].
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LA VIOLINISTA
Esa chica del violín que en la orquesta está lánguida de melena y a lo mejor se llama María o Claudia, educada para la vibración casi celeste, trémolos, pizzicatos, a esa mujer vestida de raso ni se le ocurre que en la sala hay ojos codiciosos de hombres que la apartan a ella del conjunto e imaginan juegos de amor para sus manos, dedos.
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