JOSÉ MANUEL PEDROSA, La autoestopista fantasma y otras leyendas urbanas, Páginas de Espuma, Madrid, 2004, 288 páginas.
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En el documentado Prólogo (pp. 9-85) José Manuel Pedrosa define: "El repertorio literario oral que hoy suele ser definido o identificado como leyenda urbana, moderna o contemporánea se caracteriza, efectivamente, por su relativamente precisa concreción geográfica y cronológica (esta última localizada siempre por sus informantes en tiempos recientes) y, sobre todo, por el alto grado de credibilidad de que goza en el seno de la comunidad en la que vive." La antología la componen, principalmente, leyendas urbanas recopiladas por alumnos del editor (Universidad de Alcalá de Henares).
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El loco del hacha, ¿no lo sabéis? Yo es que, cuando era más pequeño, que nos reuníamos todos en un sitio oscuro, y nos íbamos todos cagados de miedo a casa, claro.
Y esto lo cuentan pues que va una pareja en un coche, en un día, una noche de mucha niebla, muy mala noche. Y, en esto, que, de repente, se para el coche. Bueno, oyen por la radio que se ha escapado un loco del manicomio y tal, y se quedan sin gasolina. Y le dice el novio a la chica:
—Pues no te preocupes, que iré a..., tengo una lata en el maletero. La gasolinera más cerca está pues a un kilómetro o dos. Ya me acerco yo y cojo gasolina. No abras a nadie. Cierra bien el coche.
Y todo esto. La chica cierra bien el coche, y, en esto, que la chica empieza a oír ruido en el techo.
—iPum! ¡Pum! ¡Pum!
Y así toda la noche. Claro, la chica, acongojada, no se atreve a salir del coche. Y, en esto, que empieza a amanecer, y ve que viene la policía y tal, alrededor de su coche, y abre la puerta y la dicen:
—¡Venga sal, sal, y no mires! ¡No mires!
Y estaba el loco con la cabeza de su novio en un hacha y ¡plas!
Y esto lo cuentan pues que va una pareja en un coche, en un día, una noche de mucha niebla, muy mala noche. Y, en esto, que, de repente, se para el coche. Bueno, oyen por la radio que se ha escapado un loco del manicomio y tal, y se quedan sin gasolina. Y le dice el novio a la chica:
—Pues no te preocupes, que iré a..., tengo una lata en el maletero. La gasolinera más cerca está pues a un kilómetro o dos. Ya me acerco yo y cojo gasolina. No abras a nadie. Cierra bien el coche.
Y todo esto. La chica cierra bien el coche, y, en esto, que la chica empieza a oír ruido en el techo.
—iPum! ¡Pum! ¡Pum!
Y así toda la noche. Claro, la chica, acongojada, no se atreve a salir del coche. Y, en esto, que empieza a amanecer, y ve que viene la policía y tal, alrededor de su coche, y abre la puerta y la dicen:
—¡Venga sal, sal, y no mires! ¡No mires!
Y estaba el loco con la cabeza de su novio en un hacha y ¡plas!
Alcalá de Henares (Madrid). Raquel. Noviembre 2003.
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