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En El instante del instante (pp. 15-17) Juan Carlos Méndez Guédez avala a José Luis Torres Vitolas con estas palabras: "Torres Vitola configura un volumen sólido que contiene en cada una de sus páginas la fiesta infinita, reposada, inasible, que llamamos literatura y que, más bien, debería llamarse existencia. La existencia del instante".
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CERTEZA
Todo el tiempo se quejaba de lo mismo. ¡Apunten bien!, bromeaba con un minúsculo tono de reproche. Cuando crecimos, el lamento ya superaba a su sonrisa. Hicimos lo que pudimos, pero no siempre éramos certeros. No lo entiendo, meneaba con la cabeza rendida. Con los años, su hastío se transformó en un silencio tosco que nos causaba pesar y desconcierto. Debo confesar que jamás entendimos la importancia de sus reclamos hasta el día en el que descubrimos, más con tristeza que con miedo que mamá también había orinado fuera del váter.
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