domingo, enero 22, 2012

CUENTOS LIBERTINOS DEL MAGREB, Nora Aceval

NORA ACEVAL, Cuentos libertinos del Magred, Backlist, Barcelona, 2011, 125 páginas.

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Najat El Hachmi (traductor y prologista) y Leila Sebbar coinciden con Nora Aceval al valorar la revelación de estos relatos de una secreta tradición oral. Las ilustraciones son obra de Sébastien Pignon. 
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EL LAGARTO DE LA VIRGINIDAD

   Para evitar el escándalo, una joven que ya no era virgen ideó una astucia extraña.
   La noche de bodas se llevó un pequeño lagarto en su baúl. Una vez tumbada en el lecho nupcial, se introdujo el lagarto dentro de la vagina, empezando por la cola. Cerró los muslos y esperó pacientemente a su esposo.
   Los cantos y la música acompañaron al mando hasta el cuarto. Le iba en ello su honor. La muchedumbre de familiares se apiñaron delante de la puerta para esperar la señal de la desfloración.
   Después de unos breves preliminares, el hombre dijo con suavidad: déjame hacer, todo el mundo espera la sangre de tu virginidad.
   Cuando apenas había puesto su sexo dentro de la vagina de su joven esposa, lo sacó chillando.
   El lagarto había perforado su glande turgente.
   —¡Uy, uy, uy! —gritaba el marido derramando su sangre sobre la camisa y las sábanas nupciales.
   —¡Ay, ay, ay! —gritaba a su vez la novia como para darle la réplica.
    Los que esperaban la desfloración para agitar las sábanas manchadas de sangre, llamaron a la puerta haciendo you-yous a plena voz. El hombre se puso los pantalones y la camisa y huyó mientras la gente se precipitaba dentro del cuarto.
    «Wou, you, you! Nuestra novia es pura! Ha hecho enrojecer nuestros rostros de orgullo», cantaban las mujeres mientras agitaban el trofeo, la camisa y las sábanas rojas de sangre de virginidad.
    ¡Así el novio había sangrado y la novia recibió los honores! El esposo guardó silencio y no osó jamás explicar que el sexo de su mujer lo había mordido.
   El tiempo pasó, la mujer supo devolverle la confianza a su marido explicándole que solamente las vírgenes tenían una vagina capaz de hacer sangrar una verga.
   El esposo honró a la mujer y tuvieron hijos muy hermosos.

1 comentario:

  1. Oh! jajaja, buenísimoo!!! Me he reído mucho con este cuento, ¡qué mujer más ingeniosa! jajaja... Desde que ví el título de este libro en una librería, ansío tenerlo y hoy por fin lo compraré! Seguro disfrutaré los demás cuentos tanto como este. Gracias por publicarlo. Saludos desde Santiago de Chile :D

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