miércoles, diciembre 28, 2011

TIEMPO DE VIDA, Marcos Giralt Torrente

MARCOS GIRALT TORRENTE, Tiempo de vida, Anagrama, Barcelona, 2010, pp. 20-21.
**********
Me acuerdo de un día, en la casa donde vivimos hasta que tuve tres años, en que me llevó al cuarto donde pintaba y me hizo colorear unos círculos en un cuadro.
***
Me acuerdo de que por las mañanas me acompañaba al autobús de la ruta escolar contándome las aventuras de un mono llamado Manolo que iba como yo al colegio.
***
Me acuerdo de que mi afición era tanta que, si eran mi madre o la niñera quienes me acompañaban, les pedía a ellas que siguieran el cuento, y de que muy bien no lo hacían, o pocas veces tuvieron que sustituirlo, ya que el nombre de Manolo me hace recordarlo siempre a él.
***
Me acuerdo de una tarde, y debe de ser un recuerdo bastante temprano, ya que tengo la sensación de haberlo vivido desde un corralito, en que salió un momento a comprar algo y estallé en llanto cuando su ausencia, pese a todas las palabras tranquilizadoras con las que la preparó, fue más atemorizadora de lo previsto.
***
Me acuerdo de su impaciencia tratando luego de calmarme y de sus intentos, como con posterioridad haría con cada queja mía, de deslegitimar mi descontento atribuyéndolo a mi exageración y desmesura. Me acuerdo, en nuestra segunda casa, de las tardes que pasó enseñándome a montar en bicicleta, de cuando me esperaba a la salida del colegio con el primer perro que tuvimos y durante unos segundos, antes de atravesar las puertas de cristal, podía observarlo sin que me viera.
***
Me acuerdo de haber buscado babosas juntos en el jardín; y, parece invención pero no lo es, de un día en que me mostró el periódico y me dijo que había muerto Picasso.
***
Me acuerdo, en la siguiente casa, de una noche en la que con unos amigos suyos, imagino que fumados, hicimos equipos y jugamos a lanzar muñecos de fieltro a un trapecio recubierto de velcro.
***
Me acuerdo de la primera vez que me escapé del colegio y, al regresar a casa, me impuso el único castigo de su vida.
***
Me acuerdo de haber escrito, a petición suya, los nombres de mis amigos de entonces en un cuadro que estaba haciendo, y de muchísimas tardes en su estudio pintando los dos, él con un ojo puesto en mis garabatos que meticulosamente recolectaba para guardarlos en carpetas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario