CUENTOS COMPLETOS Y RELATOS RESCATADOS, Edgar Neville

0


EDGAR NEVILLE, Cuentos completos y relatos rescatados, Reino de Cordelia, Madrid, 2018, 700 páginas.

**********
Esta edición de José María Goicoechea rescata dieciséis relatos, publicados en distintas revistas, que se añaden a los sesenta y seis que habían sido publicados en Eva y Adán (1926), Música de fondo (1936), Frente de Madrid (1941), Torito bravo (1955), El día más largo de Monsieur Marcel (1965) y Dos cuentos crueles (1966).
**********

CUENTO DE AMOR 

   La señorita Carmen Moncloa acababa de sufrir un pinchazo y por eso yacía en el borde de la calle de Leganitos, apoyada indolentemente sobre su rueda averiada, mientras que de su interior salía una colección de individuos que se desgranaban por la calle.
   Dos hombres se acercaron a ella y la observaron por debajo con la mayor desvergüenza; después el número de curiosos fue engrosando y la señorita Carmen Moncloa fue el objeto de la curiosidad pública.
   Los dos audaces del principio comenzaron a cosquillearla sin la menor consideración y sin importarles un bledo la gente que la observaba, lo cual hizo crecer el azoramiento de Carmen Moncloa.
   Toda colorada, del capot al piloto, veía pasar a sus compañeras que, al verla en esa situación, se limitaban a guiñarle un faro y seguían preparando sin duda chismes que contar por la noche en las reuniones de la cochera.
   —¡Hemos visto a Carmen Moncloa rodeada de gente en la calle de Leganitos, estaba dando el espectáculo!
   En realidad, solo le importaban estos líos de las envidiosas por el efecto que pudieran hacer en el espíritu del señor Especial, pues hora es ya que lo digamos todo: Carmen Moncloa estaba perdidamente enamorada del señor Especial.
   Había de qué. Por de pronto Especial era de último modelo, sus faros relucían más que los de cualquier otro roche, sus ballestas le daban una flexibilidad de movimientos que hacía que atravesase las calles peor empedradas con una gracia en el paso rodado, que partía corazones. Además, aunque joven, se había hecho una sólida reputación, pasaban de treinta los atropellos que había realizado, entre los que se podía contar como más hermoso el de un colegio entero de niños, sobre los cuales había pasado desde el primero hasta el sexto año de bachillerato.
   Esto le había valido venir retratado en todos los periódicos y revistas de la ciudad y que largos artículos se hubiesen escrito ocupándose de él. Se comprenderá, pues, cómo con estas circunstancias eran naturales las pasiones que había despertado en los tiernos cilindros de sus compañeras de cochera.
   Lista Rosales, Atocha Callao y Sol Guindalera bebían los vientos por él. Y se lo demostraban lo mejor que podían a la gran desesperación de Carmen, que como era una muchacha honesta se limitaba a lanzarle miradas de lejos y a enrojecer en su presencia. Mientras que las otras... las otras pasaban y repasaban a su lado y le rozaban con sus aletas y más cosas...
   Carmen Moncloa era lo que se llama una señorita, modosita, discreta, tratando siempre de pasar desapercibida y por eso su desesperación de verse rodeada de gente y expuesta a que pasase Especial y sorprendiese a esos hombres hurgándola en los bajos...
   Y de repente se oyó por la plaza de España la voz de Especial, una voz alegre, cascabelera, que denunciaba su juventud y buen humor. Y Carmen lo vio venir hacia ella haciendo eses, llegaba de la Bombilla y se conoce que había habido juerga.
   No empleemos paliativos. Especial venía armando un escandalosa bocina, la segunda puesta y el cárter colgando. Corría de un lado a otro de la calle persiguiendo a los transeúntes.
   Al pasar junto a Carmen le dio una palmada con una aleta y se alejó alegremente detrás de una vieja que coma calle arriba. 
   La muchacha se quedó helada, se le paralizó la magneto. Aquella presentación del amado y aquella palmada confianzada le habían producido muy mal efecto. ¿Por quién le había tomado? Pero poco a poco el malestar moral fue esfumándose y hasta llegó a sentir un cierto bienestar al recordar la palmada. Mujeres... Mujeres... que dicen los cronistas cuando no saben qué decir.
   El caso es que poco a poco fue disculpando a Especial de su estado de embriaguez. La Bombilla, el carburador, los amigos...,  qué sé yo... 
   Mientras tanto el neumático había sido reparado, pero los hombres, al intentar poner en marcha, no habían conseguido su objeto; la magneto se negaba a dar la chispa, para lo que es requerida, y Carmen se vio condenada a la inmovilidad.
   Y el caso es que la expectación no cesaba, los peatones iban relevándose y siempre había un grupo nutrido observando estúpidamente la inmovilidad de la señorita Moncloa. Claro que su curiosidad era la misma que hubieran sentido ante un árbol que hubiera echado a andar.
   Aquella situación duró varias horas, durante las cuales la desdichada fue imaginándose el resto de la jornada de su amado Especial.
   Se lo figuraba zigzagueante por las calles, expuesto a cualquier atropello, o a ser detenido por la autoridad. Y las suposiciones no terminaban ahí sino que lo veía rodando junto a Lista Rosales por los bulevares, o también conduciendo a una colección de niñas de las colonias escolares.
   Los celos le mordían las bujías, cuando de repente oyó una voz conocida a su espalda. No, no se equivocaba, era el señor Especial que llegaba; se detenía junto a ella y le echaba una cuerda con un elegante gesto de galantería. Carmen Moncloa no cabía en sí de gozo, era él, él, ya sano y bueno que venía a buscarla; la palmada había producido también su efecto en el juerguista, en el delicioso juerguista.
   Así entraron en la cochera ante la mirada atónita y desesperada de Lista Rosales, Sol Guindalera y Atocha Callao, y desde entonces comenzó el idilio que al cabo de unos meses había de dar como tierno fruto de amor un pequeño Citroën...

0 comentarios en "CUENTOS COMPLETOS Y RELATOS RESCATADOS, Edgar Neville"