ATLAS DE UNA PASIÓN ESFÉRICA, Toni Padilla

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TONI PADILLA, Atlas de una pasión esférica, GeoPlaneta, Barcelona, 2017, 144 páginas.

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En La pelota siempre ha estado ahí Toni Padilla dice: «El fútbol, menospreciado por muchos intelectuales que no toleran su popularidad, y maltratado por los que sí lo valoran y lo usan en su provecho, también es una forma de viajar por los libros de historia y los mapas del mundo». Las ilustraciones de Pep Boadella engalanan este viaje alrededor del planeta-balón.
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JUGAR EN UNA PRISIÓN DE HIELO [Antártida, 1914]

   Ernest Shackleton notó las miradas de los 27 miembros de la tripulación. Marineros con experiencia en naves de guerra, graduados en Cambridge, científicos y un experto en fotografía esperaban, nerviosos, sus órdenes. Temían por sus vidas después de haber quedado atrapados por el hielo en el lugar más frío de la Tierra. Shackleton pensó en el anuncio que había escrito para reclutarlos: «Sueldo escaso. Frío extremo. Largos meses de completa oscuridad. No se asegura el regreso». Más de cinco mil personas habían contestado al anuncio. Y todo, gracias al prestigio de quien lo firmaba.
   Nacido en Irlanda, Shackleton preparaba su tercera expedición a la Antártida. En la primera, tuvo que volver a casa por una enfermedad antes de alcanzar el continente antártico, cosa que lo dejó con el orgullo herido, pues su sueño era acompañar al líder de la expedición, el famoso Robert Falcon Scott. En la segunda, en 1907, Shackleton ya ejerció de líder de la expedición Nimrod. Llegó al punto más al sur jamás pisado por el hombre. Por esta aventura recibió el título de sir. En 1911, preparó el tercer viaje con un objetivo: ser el primero en cruzar la Antártida de punta a punta pasando a través del polo. La llamada Expedición Imperial Transantártica constaría de dos naves: la principal, el Endurance, llevaría al equipo principal hasta el mar de Weddell, donde empezaría la ruta. La segunda, el Aurora, transportaría desde Australia otro equipo que dejaría provisiones en la parte final del recorrido.
   La expedición partió en 1914, pese al estallido de la Primera Guerra Mundial. El primer lord del Almirantazgo, Winston Churchill, autorizó la misión, pero no sin antes avisar a Shackleton: en caso de problemas, las naves de la marina estarían ocupadas persiguiendo alemanes. Y, por desgracia, los problemas llegaron. Antes de alcanzar el punto de desembarco, los hielos se cerraron alrededor del Endurance, que quedó atrapado. La tripulación miró a Shackleton en busca de respuestas y el Jefe, como lo llamaban, ordenó que con barras de metal se agujereara el hielo de forma diaria para aliviar la presión sobre la nave.
   Para levantar la moral de la tropa, se organizaron partidos de fútbol, los primeras jugados en la Antártida. Incluso se registraron los resultados. El médico escocés Alexander Macklin, herido por la mordedura de un perro, se ofreció como arbitro. Durante más de dos meses se jugaron más de veinte partidos de forma regular. Hasta que el hielo destrozó el Endurance.
   En una de las aventuras más apasionantes de todos los tiempos, esos 28 hombres recorrieron por el hielo más de 600 km hasta llegar a la isla Elefante, en las Shetland del Sur. Una vez allí, Shackleton y cinco marineros se subieron al bote James Caird y recorrieron más de 1280 km hasta la isla de Georgia del Sur, que tuvieron que cruzar a pie hasta encontrar una base ballenera. El 30 de agosto de 1916, Shackleton regresó a la isla Elefante, donde esperaba el resto de la tripulación, a bordo de un remolcador chileno. Después de dos años atrapados en el hielo, nadie había fallecido. Como recuerdo quedó una fotografía del primer partido jugado en la Antártida, justo delante del Endurance, el prisionero de los hielos del sur.

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