LATÍN Y MENTIRAS, Jaime Fernández Martín

0


JAIME FERNÁNDEZ MARTÍN, Latín y mentiras, Valdemar, Madrid, 1999, 238 páginas.

**********
Le sirve al compilador Fernández Martín la Introducción (pp. 9-32) de este libro subtitulado Selección de pensamientos sobre el arte de educar para explicar cómo se ha transformado a lo largo de la historia la idea de autoridad.
**********

Desde mi niñez fui criado en el estudio de las letras, y como me aseguraban que por medio de ellas se podía adquirir un conocimiento claro y seguro de todo cuanto es útil para la vida, sentía yo un vivísimo deseo de aprenderlas. Pero tan pronto como hube terminado el curso de los estudios, cuyo remate suele dar ingreso en el número de los hombres doctos, cambié por completo de opinión. Pues me embargaban tantas dudas y errores, que me parecía que, procurando instruirme, no había conseguido más provecho que el de descubrir cada vez más mi ignorancia.
René Descartes
***

Todos los padres sienten el deseo de realizar en sus hijos lo que ellos no pudieron lograr; parece como si quisieran vivir una segunda vida, aprovechando la experiencia de la primera. Mi padre, confiado en sus conocimientos, en su tenacidad inquebrantable, se propuso enseñarnos por sí mismo, no dejando más que algunas lecciones necesarias al cuidado de profesores particulares. Comenzaba a extenderse ya entonces un diletantismo pedagógico; acaso la primera iniciación para él fuese la pedantería de los profesores oficiales y lo monótono de sus enseñanzas. Las gentes querían algo mejor; pero olvidaban que toda enseñanza no encomendada profesionales tiene que ser defectuosa. 

Johann Wolfgang Goethe
***
Todo lo que aprendía de viva voz por boca de los profesores, conservaba el semblante de quien lo decía y así quedaba fijado para siempre en mi recuerdo. Pero aunque de ciertos profesores no aprendía nada, me impresionaban no obstante por sí mismos, por su aspecto peculiar, sus movimientos, su manera de hablar, y especialmente por sus simpatías o antipatías hacia nosotros, según cómo uno lo sintiera. Se daban todos los grados de calor y afecto, y no recuerdo a un profesor que no se esforzara por ser justo. Pero no a todos les era igualmente sencillo ser justos, esconder sus preferencias.
Elías Canetti

DISCORDANCIAS, Elena Casero

0



ELENA CASERO, Discordancias, Talentura, Madrid, 2011, 158 páginas.

**********

EL PAÑUELO DE HILO

   Algunos lloran, sobre todo las señoras de buen corazón que se arrebujan en sus abrigos de pieles, tiritando de tristeza y enjugándose unas lagrimillas mientras observan la escena del mendigo destripado en medio de la calle, reteniendo el tráfico que lo rodea, atropellado frente a la puerta de la iglesia, protegido por un chucho desgreñado que no para de aullar.
   Tapándose la boca con un pañuelito de hilo dice una:
   —¡Qué lástima! Alguien debería llamar a la perrera.

LEER ES UN RIESGO, Alfonso Berardinelli

2


ALFONSO BERARDINELLI, Leer es un riesgo, Círculo de Tiza, Madrid, 2016, 252 páginas.

**********
En Un francotirdor de la crítica (pp. 13-17) Salvador Cobo recuerda el lugar que, según Berardinelli, ha de ocupar el crítico «al margen de partidos políticos, la industria cultural, modas intelectuales, instituciones o departamentos universitarios».  
**********


¿SOMOS TODOS POETAS? LA DERIVA DEMAGÓGICO-POPULISTA SOBRE LA POESÍA

   «La poesía está viva, ¡que viva la poesía!». De tal guisa sonaba el pasado domingo, en el suplemento literario del Corriere della Sera, el jovial grito dominical con el que había sido titulado un extenso artículo de Paolo di Stefano. El tranquilizador mensaje (golosinas lanzadas al pueblo de los poetas) se especificaba en el subtítulo: el número y la calidad de los poetas contradicen a los catastrofistas, hay «editores heroicos, los espacios están a salvo, los versos encuentran lectores, pero se ha perdido el diálogo entre las generaciones de escritores». 
   Es decir, primero una mentira afable y acto seguido una sencilla verdad: entre los abundantes y diligentes poetas de hoy y los escasos poetas de ayer «se ha perdido el diálogo», o lo que es lo mismo, que la continuidad se ha interrumpido y que lo que hoy llamamos poesía, en la mayor parte de los casos, tiene poco que ver con lo que ayer se entendía por poesía. ¿Ha habido acaso una radical revolución formal? ¿Como aquella que, un siglo atrás, alejara la poesía del siglo XX de la del siglo precedente? No, no ha habido revolución formal, sino más bien una revolución social: el pueblo ha tomado el poder poético. ¡Hurra! Todos somos libres de crear, de expresarnos y de publicar. Además del derecho a tener derecho a ser considerados poetas si lo deseamos con mucha fuerza, si estamos firmemente convencidos de serlo. Sentirse poeta y conseguir que te publiquen equivale al derecho a ser considerado poeta, «independientemente» de lo que hayamos escrito. Todo aquel que tenga algo que objetar a lo sustancial (la calidad, el valor o el interés de los poemas) es un catastrofista.
   En política el populismo tiene sus contraindicaciones, porque da coba a los deseos y los sueños de la mayoría. No obstante, tiene razón de ser en todo sistema democrático en que el poder, en teoría, pertenezca al pueblo. El populismo poético, en cambio, es meramente ridículo. Merecería una sátira surrealista (¡Ay, si los surrealistas aún existiesen!), o una escena de teatro del absurdo, en la que un único e inocente lector se viera perseguido por veinte poetas reivindicando el derecho a que los lea... En la poesía, como en todos los rincones de la sociedad, a día de hoy está vigente una paradoja: la pretensión de pertenecer a un club exclusivo que, sin embargo, abre sus puertas a todo el mundo.
    Nicola Crocetti, editor de la revista Poesía, se pregunta cómo distinguir los «valores auténticos» en los «centenares de libros que se publican». Un señor problema. Es más, el único problema. Pero todo el mundo puede comprobar cómo prácticamente no hay un solo crítico que sea capaz de ponerse de acuerdo con otro, aunque solo sea para dar los nombres de los diez poetas más fiables. Si unos dan cincuenta y cuatro nombres, otros sesenta y cuatro, y otros ciento diez, reina la confusión, pero también hace que se tambalee la demagogia poético-populista, porque el pueblo de los poetas excluidos de elencos tan generosos es al menos igual de amplio que el de los incluidos.
  En cuanto a la legibilidad de los poetas, no habría que pasarse de listo. Se puede ser gramaticalmente muy claro y, sin embargo, ser ilegible, en el sentido de que, después de leerlo, la lectura haya resultado inútil. En la actualidad el número de poetas claros ha aumentado. Se leen sus poemas y no es que no se entiendan: lo que no se entiende es por qué se dice de esa manera lo que se dice, puesto que nada más leerlos, a uno le entran ganas de decirlo de otra manera, o incluso de no decirlo. La ilegibilidad es esto.

REPELENCIAS (1953-1957), Rafael Azcona

0


RAFAEL AZCONA, Repelencias (1953-1957), Pepitas de Calabaza, Logroño, 2017, 240 páginas.

**********
Santiago Aguilar en La codorniz, Escuela de humor gráfico (pp. 7-17) subraya como síntoma inequívoco del reconocimiento a Azcona el hecho de que la expresión «repelente niño Vicente pasara a formar parte del habla popular».
**********

—¿Comprende ahora por qué me niego a decirte que te entrego mi corazón? Dada la importancia vital de esta víscera, si yo te dijera eso de verdad, obedeciendo a las leyes biológicas moriría ipso facto, porque para eso soy un niño consecuente.

FELICIDONIA, Eduardo E. Vardé

0


EDUARDO E. VARDÉ, Felicidonia, Micrópolis, Lima, 2017.
**********
LA LEJANA

   Aquella, la lejana, era una pinturita, un hecho artístico. Tenía los labios carmesí, los ojos miel, la cintura delineada, el pelo casi dorado. Podría describirla de pies a cabeza, si no fuera porque, con el tiempo, cuando había pasado años de tenerla cerca, comenzó a desteñirse hasta transformarse en una líneas deformes que también se fueron borrando.

EL HOMBRE QUE CABÍA EN LA PALMA DE SU MANO, Francesc Barberá Pascual

0


FRANCESC BARBERÁ PASCUAL, El hombre que cabía en la palma de su mano, Unaria, Castellón, 2017, 218 páginas.
**********
En la palma del lector, los microrrelatos de este volumen se ven acompañados de forma magnífica por las ilustraciones de Riki Blanco.
**********
ATRACCIÓN

   En el juicio, el lanzador de cuchillos alegó que su ayudante tenía un magnetismo especial.

INSOMNIOS, Victoria León

1


VICTORIA LEÓN, Insomnios, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2017, 72 páginas.
**********
Hay cosas que dos personas no podrían decirse más que en sueños.
***
Sabemos que el tiempo nos sigue los pasos y, aun así, nos alcanza sin que lo oigamos llegar.
***
Nada verdaderamente inolvidable nos sucede nunca por segunda vez.
***
Somos en realidad aquello que hay en nosotros más antiguo que nosotros mismos.
***
Pocas sensaciones de libertad son tan intensas como la de perder el miedo a algo que nos aterrorizaba.
***
Tienen sombra infinita las derrotas.
***
En los atardeceres de otoño parece que movieran los visillos los últimos pensamientos del día.
***
En el agua de las fuentes antiguas se leen crónicas de la melancolía.
***
Nada más terrible, algunos días, que un cielo radiante de los que no muestran piedad con la nostalgia.
***
Hay cosas que solo se ven desde los puentes.

AUTOAYÚDATE QUE DIOS TE AYUDARÁ, Carlos Monsiváis

0


CARLOS MONSIVÁIS, Autoayúdate que Dios te ayudará. Aforismos de Carlos Monsiváis, Seix Barral, México D.F., 2011, 154 páginas. Prólogo, investigación y selección de Francisco León.
**********
El Metro es la imagen del mundo felizmente suspendido entre la estación Génesis y la estación Apocalipsis.
***
Con la explosión demográfica toda escritura deviene en taquigrafía.
***
Somos el lenguaje de quienes nos gobiernan.
***
Sólo renunciaré al voyeurismo si me permiten tocar.
***
El instante del triunfador dura más que el día del fracasado.
***
Lo que interesa es salir en pantalla, no decir genialidades.
***
Babel fracasó no por la intención sino por la falta de fondos. 
***
El tigre es nuestra única oportunidad de ser devorados por el gato.
***
Hay que seguir creyendo mientras no consigamos otra fuente institucional de estímulos.

EL LADO DE LOS TARCOS, Estela Porta

0


ESTELA PORTA, El lado de los tarcos, Universidad Nacional de Tucumán, San Miguel de Tucumán, 2014.
**********
 INMIGRANTES I

   Llegó con su cargamento de ilusiones y de miedos. Con sus manos fuertes. Una voluntad que nadó un océano. Y se enamoró de esta tierra negra. Andar y desandar los surcos. Las semillas cayendo de los dedos. El sol dibujaba pentagramas en su piel y él cantó el himno a los primeros brotes. Tantas lunas velaron su desvelo. Don Manolo, el gallego, murió de pena cuando la primera carrada de limones partió para el mercado.

NOTAS SOBRE EL CINEMATÓGRAFO, Robert Bresson

0


ROBERT BRESSON, Notas sobre el cinematógrafo, Era, México D.F., 1979, 128 páginas. 
**********
Estos breves apuntes y aforismos, traducidos por Saúl Yurkiévich, constituyen una excelente poética cuyo alcance no se restringe al cinematógrafo: supone una mirada brillantemente concisa y lúcida sobre los fundamentos de la creación que atañen a cualquier obra de arte.
**********
Controlar la precisión. Ser yo mismo un instrumento de precisión.
***
La terrible costumbre del teatro.
***
Respetar la naturaleza del hombre sin quererla más palpable de lo que ella es.
***
La fuerza eyaculatoria del ojo.
***
Cuando un solo violín basta, no emplear dos.
***
Se reconoce lo verdadero por su eficacia, por su potencia.
***
Escarba en el mismo lugar. No te escurras fuera. Doble, triple fondo de las cosas.
***
Asegúrate de haber agotado todo lo que se comunica por medio de la inmovilidad y el silencio.
***
No corras tras la poesía. Ella sola penetra por las junturas (elipsis).
***
Que los sentimientos causen los acontecimientos. No a la inversa.
***
Elige bien tus modelos para que ellos te lleven donde quieres llegar.
***
Crear expectativas para colmarlas.
***
No mostrar todos los costados de las cosas. Margen de indefinición.

EROSIÓN, Cecilia Aste

0


CECILIA ASTE, Erosión, Macedonia Ediciones, Morón, 2017, 62 páginas.
**********
AHUMADO

   Me encierro en la cocina. Hoy a la noche: carne al horno con… sin papas. Imagino los comentarios que vendrán y me canso antes de empezar. Busco un CD de cuando yo era yo y nadie más. Pongo la música a medio volumen. Mientras canto preparo la carne en una asadera y la llevo al horno. Lavo y seco los platos del mediodía. Tiendo la mesa para no sé cuántos. Canción número tres. De las mejores. Es la voz furiosa la que me apasiona. Sus tonos bien bajos, guturales, casi primitivos. Subo el volumen y sé que no voy a escuchar ni el teléfono ni a nadie. Lo que pasa del otro lado de la puerta me tiene sin cuidado. Bailo y canto como antes, hasta transpirar. Veo mi reflejo en la ventana que da al jardín. Me desconozco. Canción número cuatro. Lenta como la manera en la que se debe asar la carne. Yo la cocino con el tiempo que tengo. Preparo un caldo y un puré artificial. Amas de casa eran las de antes, dirían las mujeres grandes de la familia. Lo repiten en cada reunión. Como defensa busco el libro Recetas Rápidas para la Mujer Moderna. Ojeo la receta. Dice que sazone a gusto la carne de tanto en tanto, con cuidado. A fuego lento. Dos horas de cocción. Me duele la cabeza. Cierro el libro. Levanto el fuego a temperatura bien alta. Quiero quemar la carne hasta secarla. Canción número cinco. La del pub del Bajo Belgrano donde me llevó el chico que manejaba sin registro. En casa se quejaban de mis novios con moto. Dejé de usar mis polleritas cortas para que no vieran las quemaduras de caño de escape en mi pantorrilla. Hay humo en toda la cocina. La carne. Se quema. Miro el track: canción número siete. Saco rápido la asadera del horno. Me quema en las yemas. La apoyo sin cuidado sobre las hornallas. Me enojo. Cierro la puerta del horno con bronca. El ruido que hago no sabe a comida. El olor es insoportable. Con una espumadera de metal reviso la carne. Puteo por el exceso de fuego. La base está negra y pegada. Miro la hora. Hay tiempo. Intento calmarme. La música hace todo tolerable. La pongo al máximo. Canto y abro la ventana para ventilar el ambiente. Enciendo el extractor a máxima potencia. Afuera, los perros vecinos ladran. Desde la casa del fondo me gritan que baje la música. Canto más fuerte; la diez es mi favorita. Me recuerda a las vacaciones más calientes que tuve en Brasil. Sonrío. Desonrío. Me ocupo de la carne. Raspo la parte quemada y la paso a una fuente de vidrio. Conozco el CD de memoria. Queda una sola canción. Lavo la fuente quemada, la seco y la guardo. La cocina ya no tiene humo. Apago el extractor. Se acaba el CD y yo dejo de ser yo y nadie más. Del otro lado de la puerta, escucho. Rutinas. Llaves que abren la puerta. Pasos que bajan la escalera rápido. Saludos. Un maletín sobre un sillón. Abro la puerta de la cocina, apretó STOP en el equipo de música y llamo a comer. 

MANGA POR HOMBRO, Elías Moro

0


ELÍAS MORO, Manga por hombro, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013, 240 páginas.
*********
PROGRAMA PARA HOY
(Serenata bucólica)

Diana floreada con gallo al fondo y vacas mugiendo.
Coro de perros, opus 28.
Concierto de chicharra y pájaros en sol mayor.
Zarabanda de golondrinas y vencejos.
Danza de murciélagos.
Suite nocturna para mochuelo, cuatro grillos y una rana.
Bis: Solo de lechuza.
2º bis: Repique de cigüeñas.

*********
AFORISMOS DE SEPTIEMBRE
Para Jordi Doce

Si te consideras un hombre bueno, disponte a convertirte en diana.
***
Hoy me duele lo de siempre como nunca.
***
Los que se envuelven en banderas pierden toda perspectiva sensata.
***
Duermo desnudo para que mis sueños no encuentren más obstáculos de los necesarios.
***
En cuanto te conozcas bien a ti mismo, querrás no haberlo hecho.
***
Paseaba su ataúd en la mirada.
***
Las cicatrices del héroe a modo de sangrienta y perenne condecoración.
***
Aliviaba su soledad de todos los días comiendo frente al espejo.
***
Hay risas tan falsas que suenan como campanas tocando a duelo.
***
Siguiendo el dictado de los espejos, las demás cosas empezaron a devolvernos la mirada.

VIDA DE POETA, Robert Walser

0


ROBERT WALSER, Vida de poeta, Siruela, Madrid, 2010, 144 páginas.
**********
La traducción de Juan José del Solar permite leer en español algunas de las piezas más destacadas de la narrativa breve de Walser.
**********
DISCURSO A UNA ESTUFA

   Una vez pronuncié un discurso a una estufa y quisiera transcribirlo aquí hasta donde lo recuerdo de memoria.
   Asaltado por toda suerte de pensamientos iba un día de un extremo a otro de mi habitación. En cierto modo me había extraviado, perdido, y hacía grandes esfuerzos por orientarme de nuevo, lo cual me costaba numerosos suspiros; era, eso sí, absolutamente incapaz de disimular que estaba angustiado.
   Y entonces vi a la estufa sonreír sarcásticamente desde su imperturbable quietud estufesca.
   «A ti no te afecta nada», le grité furioso y con sincera indignación, «no estás sometida a ningún tipo de excitación. La inquietud no te atormenta ni te afligen las calamidades.
   »¿No es acaso cierto, so pasmona e insensible majadera, que al no tener capacidad ni, por lo tanto, necesidad alguna de moverte, te imaginas que vales una enormidad?
   »Como eres una pasmona burda e insensible, te crees grande.
   »¡Vaya grandeza!
   »Como desconoces cualquier tipo de tentación, te crees una mujer modelo.
   »¡Vaya feminidad!
   »No sentir nada, contonearse como una osa gruñona o una elefanta parece ser tu concepto de feminidad.
   »Como nunca en tu vida has pensado en algo más profundo, tienes el descaro de burlarte insensatamente de quienes deben enfrentarse a toda suerte de dudas y escrúpulos.
   »¡Valiente amiga eres tú!
   »Es muy evidente que, hasta ahora, el mundo te ha echado en falta. En ti y en tus semejantes bien puede confiar el mundo.
   »Como no necesitas luchar ni combatir, te consideras perfecta.
   »Como nunca has condescendido en nada ni te has dejado ver allí donde hombres y corazones son puestos a prueba, te figuras estar libre de toda flaqueza, por lo que te permites señalar con el dedo a quienes, arriesgándose a entrar en el campo de batalla, sacan a la luz sus flaquezas y errores.
   »Cobarde rebosante de energías que no se atreve a moverse para no tener que revelar dónde están sus defectos: avergüénzate de no haber tenido que avergonzarte jamás ni un poquito; quien no sabe lo que es dedicarse a una causa justa tiene el corazón cubierto de grasa y la buena voluntad asfixiada.
   »Quiero que sepas que más que cualquier buena reputación me importa mi tarea, para mí más importante que la necia fama de no haberse equivocado nunca.
   »Quien nunca se equivoca es probable que jamás haya hecho nada bueno».

HISTORIAS DE ALMANAQUE, Bertolt Brecht

0


BERTOLT BRECHT, Historias de almanaque, Alianza, Madrid, 1975, 142 páginas.
**********
EL REENCUENTRO

   Un hombre que hacía mucho tiempo que no veía al señor K. le saludó con estas palabras:
   —No ha cambiado usted nada.
   —¡Oh! —exclamó el señor K., empalideciendo.

EL FIN DE LOS DINOSAURIOS, Javier Tomeo

0



JAVIER TOMEO, El fin de los dinosaurios, Páginas de Espuma, Madrid, 2014, 200 páginas.
**********
LA MUÑECA HINCHABLE

   Cuando Desideria, mi muñeca hinchable, me abandonó por otro hombre, comprendí que mi soledad ya no tenía remedio.
   -Fue hermoso mientras duró -le confieso esta mañana a Jenaro, que es mi mejor amigo-. Nunca más volveré a encontrar a nadie como ella. En los diez años que duró nuestro amor, ni una sola recriminación, ni una sola palabra más alta que otra. Lo nuestro fue, sobre todo, un dulce monólogo.
   -Dime -me pregunta Jenaro-, ¿quién fue, en ese monólogo, el único que hablaba?
   -Ella -reconozco.
   -Pues no me extraña que al final se fuese con otro -dice mi amigo-. El silencio de nuestra pareja nos acaba aburriendo mortalmente. Aburre incluso a las muñecas de silicona.

EFÉMERA, José Manuel Benítez Ariza

0


JOSÉ MANUEL BENÍTEZ ARIZA, Efémera, Takara, Jerez de la Frontera, 2016, 68 páginas.
**********
También las sociedades, como los individuos, optan a veces por el suicidio, y por los mismos motivos inexplicables o absurdos. Y hay poco que hacer. Blindar la propia privacidad, quizá, para evitar el contagio.
***
Frente a lo gregario espeso, la soledad transparente.
***
Signo de indiferencia por antonomasia: ver llover. Pero a ver quién acierta a hacerlo sin que se le moje por lo menos la mirada.
***
Conozco a algunos que, además de tener una intensa vida social, encuentran tiempo para escribir. No quiero pensar a qué se lo quitan.
***
A veces lo que más asusta de la soledad es lo confortable que resulta.
***
Hace siempre más frío en el recuerdo de los inviernos pasados.
***
Terminar siendo un raro de tercera o cuarta fila; y fiar tu fama póstuma a que la Diputación reedite los libros olvidados...
***
No es difícil saber de dónde sopla el viento: basta con mirar hacia dónde se inclinan las cabezas de los intelectuales.
***
Hablar de política, como hablar de dinero o sexo, presupone siempre una cierta mala educación.
***
El viento en el campo viene de más lejos.

EL ACIAGO DEMIURGO, Emil Cioran

0


E. M. CIORAN, El aciago demiurgo, Ediciones Perdidas, Almería, 2011, 112 páginas.
**********
Desear la gloria es preferir morir despreciado que olvidado.
***
A veces uno piensa que más vale realizarse que dejarse ir, a veces se piensa lo contrario. Y se tiene enteramente razón en los dos casos.
***
Nuestras oraciones reprimidas estallan en sarcasmos.
***
Nada da mejor conciencia que dormirse con la visión clara de uno de sus defectos, que uno no se atrevía a confesarse hasta entonces, que incluso se ignoraba.
***
El delirio es, sin disputa, más hermoso que la duda, pero la duda es más sólida.
***
No hay más que un signo que testimonie que se ha comprendido todo: llorar sin motivo.
***
La palabra y el silencio. Se siente uno más seguro al lado de un loco que habla que de un loco que no puede abrir la boca.
***
Toda agonía es, en sí, curiosa; sin embargo, la más interesante sigue siendo la del cínico, la del que la desprecia en teoría.
***
Para encontrarse de nuevo, no hay nada como ser «olvidado». Nadie viene a interponerse entre nosotros y lo que cuenta. Cuanto más se apartan los otros de nosotros, más trabajan en nuestra perfección: nos salvan al abandonarnos.
***
Mis dudas sobre la providencia no duran nunca mucho: ¿quién, fuera de ella, estaría en disposición de distribuirnos tan puntualmente nuestra ración de derrota cotidiana?
***
El combate a que se entregan en cada individuo el fanático y el impostor es causa de que nunca sepamos a quién dirigirnos.
***
Me gusta glosar la caída, me complazco en vivir como parásito del pecado original.
***
¡Si pudiera uno hacerse inhumillable!

ZONA ETÉREA, Marcos Rodríguez Leija

0


MARCOS RODRÍGUEZ LEIJA, Zona etérea, Gobierno del Estado de Tamaulipas, Ciudad Victoria, 1998, 48 páginas.
**********
UN HOMBRE DESALMADO

   De niño fue el más terrible en la pandilla del barrio. En la familia se ganó el título de “oveja negra” durante la adolescencia. Los estudios jamás le agradaron, mucho menos trabajar. Prefirió ganar el dinero fácil. Se hizo de amigos que le enseñaron a matar. Al cumplir los cuarenta años se había convertido en el hombre más desalmado y perseguido por las autoridades de investigación criminal. Se volvió pendenciero a tal grado que asesinó a sus cómplices de crímenes y asaltos. Ya ningún cabecilla de las bandas y pandillas del bajo mundo quisieron tener nexos con él. En su familia hacía mucho tiempo que lo habían dejado de considerar parte de los de su sangre. Quedó tan solo en el mundo y absolutamente nadie lo quería que una noche, al encontrarse oculto en su madriguera, sentado sobre la cama, vio de frente su sombra reflejada en la pared, y ésta, avergonzada, se levantó y se marchó por la ventana para siempre.

EL ARCO DEL DESCENSO, Andrea Marinelli

0


ANDREA MARINELLI, El arco del descenso, Micrópolis, Lima, 2014.
**********
PATA DE PALO

   En medio de los desperdicios, la mujer lloraba desconsolada.
   —Tendrá una vida mejor –repetía-, ¡será un pirata!
   Se detuvo un momento para limpiarse el rostro manchado de sangre, y siguió serruchando.

AREQUIPA, EL ENIGMA DE LA LECTURA, Pablo Nicoli Segura

0


PABLO NICOLI SEGURAArequipa, el enigma de la lectura, Editorial San José, Arequipa, 2010.
**********
AYER

   Ayer, por la tarde, resbalé aparatosamente por las gradientes derruidas del antiguo cementerio; terminé por golpearme con fuerza el cráneo contra una lápida cuya inscripción dice: “No estamos muertos, sólo un poco transparentes…”. A la medianoche, mientras leía, sereno, un viejo libro en la biblioteca junto al salón, me ha parecido ver una silueta que se asomaba, pero ha sido tan rápida la visión que no sé si he visto algo real. Hoy por la mañana he leído un libro titulado “El misterioso mundo de los vivos”. Por supuesto ya no existe fantasma que pueda creer en la existencia de ellos.

PROSAS ENTREVERADAS, Fernando Aínsa

0


FERNANDO AÍNSAProsas entreveradas, Cálamo, Zaragoza, 2009, 66 páginas. 
**********
RESCATADO UNA VEZ MÁS

   De pequeño se asomaba al aljibe que había en la cocina de su casa. Se subía a un taburete, intentaba reflejarse en el fondo, respiraba la húmeda frescura y, luego, temblaba. Sentía un vértigo entre viscoso y dulzón y una extraña atracción por lo desconocido. Dejaba entonces caer el cubo y en la desgarrada superficie quebrada imaginaba, por un instante, su cuerpo hiriendo las aguas para quedar en su fondo entumecido.
   Luego, al izarlo con agua desbordante, se sabía en su tambalear sobre el brocal, una vez más, resacatado.

HABITACIONES Y OTRAS PIEZAS BREVES, Natsume Sōseki

0


NATSUME SŌSEKI, Habitaciones y otras piezas breves, Olañeta, Palma de Mallorca, 2013, 78 páginas.
**********
Abel Vidal, traductor del volumen, explica en su nota introductoria que Sōseki logra en estos relatos "una extraordinaria mezcla de realidad y ficción, pasando por el filtro poético e imaginativo de su subjetividad diversas experiencias de su vida en Inglaterra, que quedan transformadas y ubicadas en la frontera entre el sueño y la memoria."
**********
IMPRESIÓN

   Cuando salgo al exterior, una ancha calle pasa recta delante de la casa. De pie en medio de la calle y examinándolo todo a mi alrededor, todas las casas tienen cuatro pisos y el mismo color. Las casas de al lado y las de enfrente son tan similares en construcción que resultan casi indistinguibles. Si me adelantara cuatro o cinco metros y después me diera la vuelta, sería imposible saber de qué casa acabo de salir. Esta es una calle extraña.
   Anoche dormí rodeado por el ruido de los trenes. Poco después de las diez fui corriendo por la oscuridad como en un sueño, espoleado por el sonido de las pezuñas de los caballos y las campanas. Centenares de sombras hermosamente iluminadas rozaban mis ojos, pero, por lo demás, no veía nada. Esta es la primera vez que miro a mi alrededor.
   Me quedo mirando arriba y abajo esta extraña calle dos o tres veces y luego giro a la izquierda, camino unos cien metros y salgo en un cruce. Tomo nota mentalmente y giro a la derecha, yendo a parar a una calle aún más ancha. Muchos autobuses pasan a lo largo de esta calle. Todos ellos llevan gente en el techo. Los colores de estos autobuses que incesantemente me adelantan son rojo, amarillo, verde, marrón y azul. Miro en la distancia, pero no puedo discernir hasta dónde llegan los colores. Cuando miro detrás de mí, avanzan hacia mí como nubes multicolores. Me detengo para pensar a qué lugar llevan a la gente y dónde la recogen, pero me arrolla una persona alta que me empuja por detrás. Trato de apartarme de su camino, pero descubro otra persona alta a mi derecha. Y a mi izquierda. La gente que me empuja por detrás es a su vez empujada por la gente que tiene detrás. Y todos están en silencio. Y todos se mueven espontáneamente hacia adelante.
   De repente soy consciente de haberme ahogado en un mar humano. No tengo ni idea de lo ancho que es este mar. Sin embargo, a pesar de su amplitud, es un mar extremadamente tranquilo. Pero no ofrece escapatoria. Si giro a la derecha, el camino está bloqueado. Si voy hacia la izquierda, el camino está cerrado. Aunque me dé la vuelta, está lleno de gente. De modo que avanzo silenciosamente. “Como gobernadas por un solo destino, decenas de miles de cabezas negras parecen haberse puesto de acuerdo para seguir hacia adelante sincrónicamente dando un paso a la vez.
   Mientras camino recuerdo la casa de la que acabo de salir. La extraña calle, con los mismos edificios de cuatro pisos y el mismo color en todas partes, parece un tanto lejana. Me siento como si no tuviese ni idea de dónde debo girar y qué camino debo tomar para ir a casa. Aunque volviera atrás, probablemente no sería capaz de descubrir mi propia casa. Anoche el edificio estaba en medio de una oscuridad total.
   Sintiéndome un poco desamparado, y empujado por las altas multitudes, dos o tres veces me veo obligado a girar y a meterme en otras calles anchas. Cada vez que giro tengo la sensación de moverme en dirección opuesta a la oscura casa de anoche y siento una soledad indecible en medio de las multitudes de gente, tan numerosas que me fatigan la vista. Salgo a una suave colina. Parece ser una plaza a la que van a parar seis o siete calles anchas. “Las olas, que hasta ahora han avanzado al unísono, convergen al pie de la colina con las procedentes de muchas otras direcciones y empiezan a dar vueltas en silencio.
   En la base de la colina hay unos grandes leones esculpidos en piedra. Todo su cuerpo es de color ceniciento. Tienen la cola delgada, pero sus sólidas cabezas están incrustadas en el remolino de sus melenas, como barriles de noventa litros. Con las patas de delante juntas, duermen en medio de multitudes que vibran en oleadas a su alrededor. Hay dos leones. Debajo de ellos, el suelo está cubierto de adoquines, con una gruesa columna de cobre en el centro. De pie en medio del mar de humanidad que se mueve silenciosamente, levanto los ojos y miro a lo alto de la columna. Ésta se levanta alta y recta hasta donde alcanza mi mirada. Por encima de ella el gran cielo es completamente visible. La alta columna se eleva como si atravesara el centro mismo de este cielo. Lo que hay en lo alto de esta columna, no lo sé. “De nuevo me veo empujado por una oleada humana que me hace salir de la plaza y, sin saber dónde estoy, desciendo por el lado derecho de una calle. Cuando, al cabo de un rato, miro hacia atrás, veo que, en lo alto de la columna delgada como una vara, hay una pequeña persona sola.

PÁJAROS EN LOS BOLSILLOS, Javier Expósito Lorenzo

0


JAVIER EXPÓSITO LORENZO, Pájaros en los bolsillos, La Huerta Grande, Madrid, 2015, 132 páginas.
**********
JUAN GALLINA 

   Juan nunca salió del granero. Sus padres, vecinos nuestros, le tenían encerrado a cal y canto porque no querían que nadie en el pueblo se enterara. De pequeños, mi hermano y yo nos escapábamos de clase para verlo, recorriendo un pasadizo que habíamos cavado bajo el vallado de separación de las granjas. Acurrucado en su nido, Juan temblaba, sonreía, y piaba un poco al advertir nuestra presencia. Nunca dijimos nada a los mayores, sólo nos mirábamos con tristeza cuando la madre de Juan llegaba a casa y le traía a la mía los huevos que religiosamente pagábamos. «¿ Os ha hecho algo la tortilla?, ¿por qué no mojáis la yema?», solía regañarnos mi madre viendo que no tocábamos el plato. Nosotros, niños que éramos, nunca entendimos que tuvieran a Juan encerrado en el granero sólo por poner huevos de vez en cuando.

DISPOSICIONES Y VIRTUDES, Guillermo Bustamante Zamudio

0


GUILLERMO BUSTAMANTE ZAMUDIO, Disposiciones y virtudes, Aula de Humanidades, Bogotá, 2016, 132 páginas.
**********
PRECAUCIÓN

   Un dios se ocupa de casi todo: el ascenso de los líquidos por la raíz, el minucioso aleteo del mosquito, los dilatados ciclos de los astros, la acumulación organizada de materia que será un cristal, las conjunciones siderales, la respiración de una hoja, la duplicación del espejo… Pequeño, inmenso, infinito, unánime, simple, complejo… no constituye un reto para él. Pero, frente a los hombres, sí toma precauciones: no interviene en su devenir, parece temerles, los deja a un azar que ellos llaman libertad.

LA VUELTA AL DÍA, Hipólito G. Navarro

0


HIPÓLITO G. NAVARRO, La vuelta al día, Páginas de Espuma, Madrid, 2017, 256 páginas.

**********
Recién seleccionado entre los finalistas del Premio Setenil, este último libro de Hipólito G. Navarro, maestro indiscutible de la narrativa breve, incluye algunos microrrelatos entre otros cuentos de mayor extensión.
**********
RIFA

El viejo ha vuelto, y pasea feliz por el altozano. Propina distraídos puntapiés a los guijarros mientras contempla con ojos melancólicos las ruinas del castillo y de las casas que se desparraman ladera abajo hacia el pueblo ahora abandonado donde transcurrió su infancia, hace ya de eso una eternidad.
   De entre las piedrecillas que patea y que caen rodando alegremente por la cuesta llama su atención una más redonda y oscura que no llega tan lejos como las demás. Al poco de quedarse quieta comienza a rebullir, a extraer de su materia unas patitas, a caminar con una torpeza coleóptera. Se acerca el anciano para observar al pequeño escarabajo, para comprobar si su patada lo ha dejado listo. Parece que no. El animalillo sigue andando como si nada hubiera pasado, como si esa mediana violencia no se hubiese ensañado con él.
   Tampoco le recriminan nada otros insectos afectados, como puede verificar el viejo de regreso a la explanada. Antes le ofrecen el soberbio espectáculo de la reconstrucción del hormiguero que pisó sin darse cuenta, un pequeño volcán en miniatura hecho de finísimas partículas de entusiasmo.
   Las gramíneas y otras yerbas que fueron aplastadas por sus pasos también se recuperan lentamente, enderezando poco a poco sus tallos. Si algunas no lo hacen, quizá no importe demasiado: el viejo sabe que han dejado antes en su ropa bien ancladas las semillas.
   Hace mucho tiempo que se fueron los habitantes del lugar, abandonando a su suerte el puñado de tristes construcciones que queda más abajo, puros esqueletos de vigas recubiertas de zarzas. Infiere entonces el hombre con un ligero estremecimiento, al ver cómo hasta los más pequeños y frágiles seres se yerguen después de la adversidad de cruzarse con él, que quizá este retorno no esté sucediendo en realidad, que sea un regreso inventado, por completo imaginado, pero ¿por quién? Desde luego no por él, que se pellizca y no le duele, que se pellizca y no se toca. Pero de seguro es él quien ahora todo lo acaricia con suavidad, quien se amolda como un guante al espacio que lo aloja, y son sus cinco hijos los que dudan. De vuelta de esparcir las cenizas por la ladera del castillo, sopesan si conservar o no la urna, que tiene maneras de ánfora antigua y es bastante bonita —indivisible, eso sí—, de color claro, muy poco funeraria en realidad.

HAIKUS DESDE EL RÍO, Fátima Frutos

0


FÁTIMA FRUTOS, Haikus desde el río, Berenice, Córdoba, 2017, 112 páginas.

**********


Hielo en la orilla
el petirrojo suspendido en el aire
sobre el espejo

CUENTOS COMPLETOS, Amy Hempel

0


AMY HEMPEL, Cuentos completos, Seix Barral, Barcelona, 2009, 512 páginas.
**********
AMA DE CASA

   Solía dormir con su marido y con otro hombre en el transcurso de un mismo día y luego, durante el resto del día, durante lo que le quedaba para sí misma del día, se regodeaba repitiendo en voz alta de forma embriagadora: «oh, como en una película francesa, como en una película francesa».

TODO LO QUE SE PRODIGA CANSA, José Luis García Martín

0


JOSÉ LUIS GARCÍA MARTÍNTodo lo que se prodiga cansa, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2017, 162 páginas.
**********
Sin literatura el mundo sería ilegible.
***
Se vive después de haber vivido.
***
A veces una reseña resiste mejor al paso del tiempo que el libro reseñado.
***
Hay libros que solo se dejan leer cuando ellos quieren.
***
Lo que no se tiene también puede perderse.
***
Para el que sabe mirar, una vuelta por su jardín vale lo mismo que tres vueltas al mundo.
***
Dios no existe, pero a veces me sonríe.
***
Aprender a escribir es casi tan difícil como aprender a leer.
***
La poesía ilumina, pero quemando.
***
No me gustan las historias que acaban bien porque acaban. 

LAS CINCO ESTACIONES, Elías Rovira Gil

0


ELÍAS ROVIRA GIL, Las cinco estaciones (haiku - senryu), Uno Editorial, Albacete, 2012, 140 páginas.
**********
Sólo el rocío
deja ver
la telaraña

LA PROVINCIA DEL HOMBRE, Elias Canetti

0


ELIAS CANETTI, La provincia del hombre. Carnet de notas 1942-1972, Taurus, Madrid, 1982, 336 páginas.
**********
Los días se distinguen, pero la noche tiene un solo nombre.
***
En la oscuridad las palabras pesan doble.
***
Algunas frases no empiezan a soltar su veneno hasta al cabo de años.
***
La maldición del tener que morir debe ser transformada en bendición: que uno pueda morir cuando vivir es insoportable.
***
Ya no hay grandes palabras. La gente, de vez en cuando, dice «Dios», simplemente para pronunciar una palabra que una vez fue grande.
***
Las almas de los muertos están en los otros, los que han quedado, y allí se van muriendo del todo, lentamente.
***
Una idea que me tortura: que todos los dramas hubieran tenido lugar ya y que lo único que cambiaran fueran las máscaras.
***
Sólo es bueno odiarse de vez en cuando, no demasiado a menudo; si no, uno se encuentra con que vuelve a necesitar mucho odio contra los demás para equilibrar el odio que se tiene a sí mismo.
***
Las ciudades en las que uno ha vivido se convierten en barrios de la ciudad en la que uno muere.
***
Un dolor tan grande que uno ya no lo relaciona consigo mismo.
***
Siempre estamos diciendo lo mismo, pero lo terrible es que tengamos que decirlo.
***
Palabras, llenas de sangre como chinches.