EL ATASCO Y DEMÁS FÁBULAS, Luis Goytisolo

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LUIS GOYTISOLO, El atasco y demás fábulas, Anagrama, Barcelona, 2016, 184 páginas.

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CELESTE

   Exactamente igual que cuando Arnaut Daniel nos decía de mi pot far l'amors q'inz el cor m'intra miells a son vol c'om fortz de frevol verga, como San Juan de la Cruz podía decir que ya sólo en amar es mi ejercicio, o como para los antiguos la invocación a la hija de Júpiter, robador de Europa y de Ganímedes, era obligado preámbulo, del mismo modo que para la Emperatriz Escarlata la blanca extensión de sus dominios era sólo el símbolo de aquel otro blanco donde ni un solo cetro se abatiera sin rendirle homenaje, exactamente así, todo en amor sigue vigente. 
   Mi amor: tu amor es tan grande que hace hasta innecesaria la existencia concreta de un ser amado. La convicción de que no puede no existir te basta. 
   Etérea, etérea, inasible, irradiante. Nada más seductor que lo repentino, ya que no inesperado. Cazar al vuelo el brillo de unos ojos, comprender su sentido, darle cálida cabida. Y después, a la luz discreta de un cuarto de baño como de mansión deshabitada, reabrocharse, experta, el vestido, ajustárselo con precisos toques, arreglarse el pelo y, al amparo de las gafas oscuras, atrás ya lo púrpura, reaparecer en la calle, ligera, flexible, renovada, ingrávida, sin dejar huella ni prueba alguna de su paso. 
   Un corazón, nos consta, que guarda siempre una singular predilección por cada uno de sus amantes, más aún, adoradores. Y así como el número de éstos, en virtud de su misma naturaleza, es prácticamente ilimitado, ella, en cambio, la de todos amada, es siempre fenómeno único, cualidad irreemplazable, creatura donde cuantas circunstancias suelen concurrir a su presencia entre nosotros parecen complacerse en perfilar el contraste. Condiciones requeridas: elasticidad, seguridad en sí misma, buenos reflejos, fuerza enigmática. Otro atractivo: las encantadoras maneras de manifestar y resolver sus aspiraciones más íntimas, sus necesidades más elementales. 
   Régimen alimenticio: ensaladas, consomé, panaché de verduras del tiempo, melón con jamón, pescado blanco grillé, carne saignante, quesos frescos; abstenerse en lo posible de féculas. Bebidas: té, zumos de frutas, una copa de vino durante las comidas, whisky; en ocasiones, vodka helado. Colores: oros, blancos, celestes. Árbol: el abedul. Piedra: el ágata. Divinidades: Visnú. Vientos propicios: del norte; cierzo, mistral, tramontana, etc. Números: el 2 y el 11. Día de la semana: el viernes. Perfumes: secos, tenues, picantes. Lugares: preferentemente paisajes de carácter agreste: playas calcinadas, nieve, ventisqueros; interiores sofisticados. Ama las conversaciones telefónicas, la correspondencia secreta. Ejercicios aconsejables: esquí acuático y, en general, todos los deportes náuticos; danza clásica, equitación. Atención a los excesos de velocidad en carretera. Épocas favorables: de final de junio a primeros de septiembre; fin de año. Un solo problema: el estreñimiento. 
   Imposible no morir de amor cada vez, el pecho como anegado, al recordar o, más todavía, al imaginar lo que él debe estar recordando, morir de amor cada vez que a lo largo de la acera se ve reflejada en los escaparates. 
   Las historias de amor son siempre sustancialmente las mismas. Lo único que cambia es la forma de contarlas. De ahí que, aunque algún día llegasen a cambiar en su sustancia, el cambio, al seguir pareciéndonos mera cuestión de forma, carecería en la práctica de toda trascendencia. 

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