SIN PLUMAS, Woody Allen

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WOODY ALLEN, Sin plumas, Tusquets, Barcelona, 1979 (1976), 212 páginas.

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Aparecida en la sugerente colección Cuadernos Ínfimos, esta colección de textos humorísticos, predominantemente narrativos, incluye microrrelatos, microensayos y un bestiario.
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APARICIONES

   El 16 de mayo de 1882 el señor J. C. Dubbs se despertó en mitad de la noche y vio a su hermano Amos, que llevaba muerto catorce años, sentado a los pies de su cama y desplumando gallinas. Dubbs le preguntó a su hermano qué estaba haciendo allí, y éste le respondió que no se preocupase, que seguía muerto y que había venido a la ciudad únicamente el fin de semana. Dubbs le preguntó a su hermano que cómo era «el otro mundo» y éste le respondió que no muy distinto de Cleveland. Añadió que había vuelto para comunicarle a Dubbs un mensaje, que llevar un traje azul oscuro con calcetines rosa pálido es un gran disparate.
   En aquel momento, entró la joven sirvienta de Dubbs y vio a Dubbs hablando con una «niebla informe y blanquecina», la cual, dijo luego, le recordó a Amos Dubbs, pero su aspecto era un poco más agradable. Finalmente, el fantasma le pidió a Dubbs que le acompañase en un aria de Fausto, que ambos entonaron con gran fervor. Al despuntar el día, el fantasma atravesó la pared, y Dubbs, que pretendía seguirle, se fracturó la nariz.

   Éste se presenta como un ejemplo clásico del fenómeno de aparición y, si hemos de creer a Dubbs, el fantasma reapareció, hecho que hizo que la señora Dubbs saltase de su silla y revolotease durante veinte minutos sobre la mesa donde estaba puesta la cena, hasta que se estrelló en la salsa. Es interesante observar que los espíritus tienen tendencia a mostrarse traviesos, lo cual A. F. Childe, el místico inglés, atribuye al marcado complejo de inferioridad que les produce el estar muertos. Las «apariciones» guardan frecuente relación con individuos que han tenido un fallecimiento insólito. Amos Dubbs, por ejemplo, murió en circunstancias misteriosas cuando un granjero le sembró accidentalmente junto con unos nabos.

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EL CENDIL

   El cendil es un monstruo marino con cuerpo de cangrejo y cabeza de tenedor de libros titulado.
   Se dice que los cendiles están dotados de famosas voces canoras capaces de enloquecer a los marinos que las escuchan, particularmente cuando entonan melodías de Cole Porter.
   Matar a un cendil trae mala suerte: en un poema de Sir Herbert Figg, un marino dispara contra uno y su nave se va a pique en una tempestad, lo cual provoca que la tripulación se apodere del capitán y arroje al mar su dentadura postiza con la esperanza (tal vez vana) de continuar a flote.

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